Cultura

Incienso en las paredes y azahar en el aire

LOS ciclos de la vida en relación a la posición del sol avanza una vez más inexorable como siempre. De la Navidad pasamos al Carnaval y al flamenco, y apenas queda el eco de los últimos compases cuando la primavera impregna de azahar el aire y en las paredes gritan imágenes con olor a incienso.

Anunciar la Semana Santa con imágenes fotográficas es una costumbre cuyo origen podría ser objeto de una investigación, pero lo cierto es que cada año cobra fuerza. Con crisis o sin ella, rara es la entidad relacionada que no quiera dejar testimonio de la proximidad a la Semana de Pasión colgando de las paredes y escaparates de la ciudad una imagen fotográfica que despierte el deseo de contemplar las verdaderas imágenes en las calles.

Tomo de muestra un botón, ayer miércoles se presentó en San Juan de los Caballeros el cartel anunciador de la Semana Santa de la Agrupación Fotográfica San Dionisio. Viene a ser un cartel que se les espera por cuanto suele ser diferente, premiando los aspectos fotográficos a los puramente cofradieros. Y este año no podía ser menos, aunque me atrevería a decir que premia ambos.

La obra, una imagen fotográfica del veterano miembro de la Agrupación Luis García Amaya, encierra virtudes de ambos aspectos. Una imagen inusual, que no resalta la grandiosidad de nuestras hermandades o del patrimonio de la ciudad, sino que refleja el sentimiento que las imágenes religiosas provocan a su paso en las gentes. Esa creencia en lo ultraterreno, en lo sobrenatural que la imaginería despierta en los católicos, más allá de los dogmas y preceptos. Esa creencia de encontrarse ante la presencia de un ser con capacidad para corregir el curso de nuestras vidas. Probablemente sea eso, lo que mueve las manos que desde un balcón se esfuerzan en tocar la cruz que porta al Hijo de Dios. Esta imagen viene a ser como la réplica a la famosa obra de Miguel Ángel, en la que el dedo humano se separa del de Dios tras haberle otorgado el ser. Cómo si de una búsqueda o la necesidad de un nuevo acercamiento se tratara.

Y la cámara de Luis García Amaya estuvo ahí, sabiendo captar el momento preciso, como los grandes maestros de la fotografía.

Disfruten ya de las imágenes en las paredes y del olor a azahar en el aire.

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