Cultura

Ismael Jordi es nombrado miembro de la Academia de San Dionisio

  • Para el tenor representa "un privilegio y todo un honor" pertenecer a la corporación El jerezano desarrolla una ponencia en la que habla de las 'Aptitudes para el Bel Canto'

Tras casi año y medio de espera, ayer por la noche, la Academia de San Dionisio de las Ciencias, Artes y Letras, celebró la posesión del reconocido tenor Ismael Jordi Oliva como académico. La agenda internacional del jerezano había impedido la tan ansiada celebración, hasta ayer.

El tenor consideró un "privilegio y todo un honor pertenecer a la institución. Es un aliento que, a pesar de estar fuera, mi trabajo esté reconocido en mi tierra". Ismael Jordi realizó, además, una ponencia durante el acto titulada 'Aptitudes para el Bel Canto', "un tema importante que viene a decir que la voz no lo es todo. Como decía Verdi: 'Además, hay que tener voz'".

Entre esas aptitudes que el jerezano encuentra indispensables para ser artista está, en primer lugar "la intuición musical. Es con algo que se nace, nato. Esto no se puede estudiar". Luego, se encuentra "la naturalidad. Un cantante tiene que saber cuáles son tus limitaciones, además de reconocer sus equivocaciones para aprender". La última de estas características sería "la memoria. Más bien, la memoria musical. Como decía Caruso, es imprescindible porque hay que conocer muchas óperas. La lírica se basa en el continuo estudio". En definitiva, el tenor resumía estas facultades como "capacidades innatas con las que nace una persona para hacer este tipo de carrera. Aunque es un arma de doble filo, ya que puede hacer que el artista, al creerse con la base, se relaje". El acto en la Academia estuvo, a su vez, introducido por el músico y director de orquesta Juan Luis Pérez García, también miembro de la corporación.

"Es un orgullo llevar el nombre de mi ciudad al extranjero. Si abres mi currículum, en el idioma que sea, lo primero que sale es que soy de Jerez de la Frontera. Se trata de un sitio muy conocido en el extranjero por sus vinos, flamenco y caballos. Lo que más pena me da es cuando veo salir a mi tierra en las noticias por cosas muy distintas y tristes". El jerezano, además, tiene un gran cariño por el Teatro Villamarta y confía en que, cuando acabe la crisis , "pueda gozar del programa lírico que se merece".

El músico, que comenzó su carrera interpretando Don Pasquale en el Teatro Villamarta, admite que lo más difícil de su carrera "ha sido y es el sacrificio de estar fuera de casa. Debido a la profesión tengo que vivir constantemente entre Verona y Jerez". Su agenda para los próximos meses es de vértigo, teniendo que regresar a Amsterdam para realizar diferentes presentaciones, siendo la cita más cercana en Sevilla el próximo mes de junio. Solo el año pasado, el tenor estrenó cuatro óperas, "cuando lo normal es estrenar dos como máximo. Así que estoy deseando cogerme próximamente un mes imprescindible de descanso y desconexión".

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