Cultura

Ismael Jordi, el tenor que hace carrera con la humildad del "no"

  • El jerezano regresa a la Opera Royal House de Londres con 'Lucia di Lammermoor'

Ismael Jordi el pasado año en la jerezana plaza del Arenal.

Ismael Jordi el pasado año en la jerezana plaza del Arenal. / pascual

Ismael Jordi estudiaba informática y jugaba al fútbol, pero también le apasionaba la ópera. Le convencieron de que estudiara canto y ahora, veinte años después, es un habitual de la escena internacional: "Esta carrera se hace con el 'no' más que con el 'sí'", asegura a Efe el tenor jerezano. Poder vivir de lo que le gusta le convierte en "un privilegiado", explica Jordi (1973), muy ilusionado por volver desde ayer a la Royal Opera House de Londres -donde ya ha actuado en otras ocasiones- con 'Lucia di Lammermoor', una de las óperas más emblemáticas dentro del repertorio italiano y un título que siempre "levanta gran expectación". "Mi personaje, el de Edgardo, es de esos que uno ha soñado cantar siempre y también uno de los que me están aportando más a nivel artístico porque me está abriendo las puertas de ciertos teatros", asegura el tenor, que se siente "muy cómodo" en ese rol porque tiene "toda la gama de colores" de su voz.

Después de haber interpretado 'La Traviata', 'Rigoletto' o 'Anna Bolena', considera que está en un momento de "madurez" vocal, pero espera coger "más asentamiento" en los próximos años para seguir creciendo todos los días y enfrentarse próximamente a otros retos, como lo será 'Werther'. "Ya lo tengo hablado, es uno de los papeles que me encantaría hacer", revela el cantante, que presume de contar actualmente con un repertorio "muy variado": "Dependerá de cómo evolucione la voz, pero firmaría quedarme con lo que canto porque esta es mi ópera".

En sus inicios -después de haber cambiado la informática y el fútbol por el canto- le marcó mucho Alfredo Kraus, uno de sus maestros en la Escuela Superior de Canto Reina Sofía de Madrid. De él se llevó, dice, muchas enseñanzas, pero hay un consejo que nunca olvidará. "Me decía 'Ismael, el estudio del canto hay que afrontarlo desde la humildad y desde la paciencia. Hay que estar dentro y fuera del teatro y ser el mismo profesional'", recuerda el cantante, convencido de que "respetar" la profesión es una de las claves del éxito. Y ese respeto a veces se demuestra diciendo "no" a ofertas muy golosas", como él ha hecho ya en varias ocasiones. "He dicho muchas veces 'no' a teatros importantísimos si me ofrecían algo para lo que no me sentía suficientemente preparado. Creo que esta carrera se hace con el 'no' más que con el 'sí'", subraya.

Jordi lo tiene tan claro porque, explica, "lo más importante no es cantar en el Covent Garden, sino que te vuelvan a llamar", como en su caso. Repetir es también, insiste, "la mejor crítica" posible. "De qué me sirve que se me reconozca mi trabajo o que me den premios si luego los teatros no me contratan", reflexiona el cantante, que dice sentirse también muy querido en su país, donde siempre "es un gusto" cantar.

'Lucia di Lammermoor' es una ópera que siempre estará en su "camino" y, al menos, en el futuro próximo así será porque Jordi también participará en la producción que acoge el Teatro Real en su próxima temporada. Antes de que eso ocurra, el tenor recalará en Jerez, su tierra, con 'Fausto' y tratará de dedicar algo de tiempo, entre proyecto y proyecto, a reposar el cuerpo y la voz porque, recalca, "para hacer una carrera larga" hay que llevar "a rajatabla" los descansos y "quitarse del canto" de vez en cuando. "O haces eso, o eres Plácido Domingo. Yo estoy intentando encontrar su nave espacial, pero no sé dónde la tiene aparcada. Ese hombre no es de este mundo", bromea

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