Después de seis años de espera, el gobierno autonómico anunció ayer la inscripción de la zambomba en el Catálogo General del Patrimonio Histórico como Bien de Interés Cultural. Lo hace, tal y como recogía el informe de los técnicos elaborado para la ocasión, integrando a Jerez y Arcos de la Frontera, ciudades cuya celebración de estas fiestas guarda muchas similitudes. La decisión fue acordada ayer por el consejo de gobierno de la Junta, que dentro del régimen de protección aprobado, incorpora instrucciones para salvaguardar, a través de la educación esta expresión festiva y musical que constituye una de las celebraciones navideñas más genuinas de Andalucía.

Fue en 2009 cuando la entonces consejera Rosa Torres anunció la propuesta, una propuesta que tras casi dos años en un cajón recuperó la actividad en 2011 para comenzar un proceso que culminó ayer. Por el camino, un dossier de 143 páginas de texto, con 4 anexos de 220 páginas, 7 dvds con todo tipo de documentación gráfica, sonora y audiovisual y entrevistas con 51 informantes, amén de un laborioso registro de documentos en el propio Centro Andaluz de Documentación del Flamenco.

La designación de la zambomba como BIC abre un abanico económico a la provincia, pues esta manifestación cultural se ha convertido en un auténtico reclamo turístico, como demuestran los datos del último puente.

Sin embargo, desde el punto de vista etnológico, la decisión, como en su día generó el expediente incoado inicialmente, tiene defensores y detractores, en parte por el hecho de aglutinar a las dos localidades, ya que muchos entienden que se trata de conceptos distintos (ya no sólo en cuanto a formas rituales sino a legado lírico e incluso instrumentos) y en parte por establecer unos límites que, según algunos estudiosos, no existen como tales.

Sí es una realidad que mientras en Arcos se ha mantenido la coplería popular y las coplas de Nochebuena, en Jerez se ha aflamencado su repertorio popular, sobre todo a raíz de la publicación de aquella colección 'Así canta nuestra tierra en Navidad', que en su momento sirvió para recuperar una tradición que se perdía pero que en opinión de algunos estudiosos ha significado la pérdida de manifestaciones musicales autóctonas cultivadas desde hace siglos.

En líneas generales, la zambomba aglutina un repertorio variopinto en el que se entremezclan temáticas profanas con eróticas, anticlericales y de carácter burlesco a través de canciones y romances, que no obstante, de un tiempo a esta parte, al menos en Jerez, están perdiendo protagonismo en favor de villancicos más novedosos.

Las zambombas suelen dar comienzo a principios del mes de diciembre y se desarrollan hasta el día de Nochebuena, si bien en los últimos años su inicio se ha adelantado algunas semanas, situándose a final de noviembre.

La zambomba sigue así la estela de otros reconocimientos como Bien de Interés Cultural como la escuela sevillana de baile, la escuela bolera o la fiesta de los Verdiales.

Junta, Ayuntamiento de Jerez y el de Arcos ya preparan una zambomba para el 22 de diciembre en los Museos de la Atalaya que dará oficialidad a la designación.