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Cultura

Jerez, otra vez referente de la creatividad artística

  • El Festival cierra una edición marcada por la variedad dancística y por la fuerza del relevo generacional

Se acabó el XXII Festival de Jerez, una edición que artísticamente ha respondido a las expectativas y que destacado por la variedad de los espectáculos. Ha sido, sin duda, un año en el que, por encima de todo, se ha consolidado el culto al espacio escénico, pues, salvo el último día, hemos asistido a montajes en los que se mima ya no sólo el proceso creativo musical sino también la iluminación y la escenografía. Los artistas cada vez cuidan más los detalles, y eso al plasmarlo sobre la escena, queda patente.

Por Villamarta han pasado disciplinas diversas, este año quizás con mayor protagonismo de la danza y sus vertientes. Así, gracias al Ballet Nacional, el Ballet Flamenco de Andalucía, Flamenconautas o Daniel Doña, hemos visto escuela bolera, danza estilizada y folcklore, tan olvidados en años anteriores.

La creatividad sigue siendo fuente importante en el baile actual, como han demostrado Manuel Liñán, que con 'Baile de autor' ha dejado patente que con sólo tres artistas se puede hacer un gran espectáculo; Rafaela Carrasco, siempre sugerente y elegante en cada una de sus obras, esta vez 'Nacida sombra', Andrés Peña y Pilar Ogalla, que han encontrado la forma de convertir su aire más tradicional en algo consistente; o ese cuarteto gaditano donde Palomar, Rivera, El Junco y Roberto Jaén convierten al flamenco de siempre en sarcasmo.

Ellos, junto a Eduardo Guerrero, Encarna Anillo, Jesús Fernández o Juan Ogalla han levantado por fin la bandera del flamenco de Cádiz, tan añorado años atrás y tan rico y efervescente hoy día.

Tampoco ha faltado la polémica, en la figura de Rocío Molina, una bailaora mayúscula pero que vive al borde de la provocación, o propuestas arriesgadas como 'Dju-dju', sobre todo viniendo de una de las máximas referencias dentro de la escuela sevillana de baile.

Dentro de ese amplio horizonte bailaor no debemos olvidar el éxito de 'Flamenconautas', la Compañía Internacional, que de la mano de Javier Latorre y con un elenco con artistas de 12 países, cruzó por fin la barrera entre lo que fue y lo que somos.

Quizás, se ha echado de menos algo más de Jerez en Villamarta, y se han sentado las bases del futuro con artistas llamados a ser referentes en poco tiempo, aunque algunos ya lo son, como El Choro, Jesús Fernández, Belén López, Lucía Álvarez 'La Piñona' o los jerezanos Gema Moneo y Miguel Ángel Heredia, sin lugar a dudas las dos mejores noticias para el baile jerezano.

Pero no todo ha sido baile, el cante y la guitarra han tenido este año una poderosa presencia en los espacios alternativos, lugares estos donde hemos notado la ausencia de esa magia de Villavicencio, y en los que sigue habiendo carencias técnicas que a veces enervan a los aficionados.

En el cante hay que quitarse el sombrero con Vicente Soto 'Sordera' a quien el Festival dio este año por fin el sitio que merecía. Lo que no le dio la Fiesta de la Bulería en sus 50 aniversario, siendo de los pocos que quedaban de su primera edición, se lo ha dado la muestra, y no defraudó con la presentación del disco 'Coplas del desagravio'.

Las mujeres, por su parte, han reivindicado su fortaleza con propuestas variopintas envueltas en metales distintos. Rocío Márquez, La Tremendita, María Terremoto, Encarna Anillo y Gema Caballero ofrecieron completas demostraciones de lo que son capaces, cada una dentro del registro que defienden.

¿Y el cante de Jerez? Podrá vivir tranquilo con sucesores como Ezequiel Benítez, que presentó su 'Recuer2' haciendo un guiño a los grandes de otra época, y David Carpio, que haciéndole caso a su intuición levantó al público en Paúl.

Igual ha ocurrido con la guitarra donde la diversidad también ha sido la tónica. Desde el virtuosismo de Antonio Rey y David Carmona, a la capacidad interpretativa de Santiago Lara recordando a grandes como Manolo Sanlúcar, Niño Ricardo, Vicente Amigo, Sabicas o Paco de Lucía. Precisamente el maestro de Algeciras habrá visto que su escuela tiene continuidad en la figura de José Carlos Gómez, que con 'Origen' hizo disfrutar al público. Pero como en todo, la fuente es la fuente, y ahí estuvieron dos grandes como Pepe Habichuela y Diego de Morón, referentes de dos de las casas guitarrísticas más señeras.

No sería justo olvidarnos de un músico con futuro, Diego Villegas, perfecto en cada una de sus apariciones durante un Festival que en su 22 edición ha dejado el listón muy alto.

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