Cultura

José Tomás triunfa en la taquilla pero no en el ruedo valenciano

  • A la postre el de Galapagar no justificó del todo en la arena su alta cotización

Una oreja cada uno cortaron los diestros Vicente Barrera y José Tomás, ayer en Valencia, en una corrida de inusitada expectación por la presencia del segundo.

Se jugaron toros de Núñez del Cuvillo, el primero como sobrero, aceptablemente presentados, flojos, nobles y de buen juego.

Vicente Barrera: ovación tras aviso y aviso y oreja con petición de otra. José Tomás oreja tras aviso y ovación tras dos avisos. Tomás Sánchez: vuelta y aviso y palmas en la despedida. José Chacón y Ricardo Izquierdo saludaron tras banderillear al quinto.

No fue lo que se esperaba a tenor de la expectación que había levantado la comparecencia de José Tomás. Lo cierto es que acabó el papel en día en que aún no están plantadas las fallas y con dos más. Está claro que el fenómeno José Tomás funciona mucho en taquilla. Aunque sus triunfos en el ruedo son otra cosa. La oreja de ayer, no tiene el carácter riguroso e importante de un triunfo en plaza de primera.

Y no es que haya estado mal. Simplemente la faena del triunfo, al primero de su lote, tuvo muchas intermitencias, pausas y desigualdades. Lo más relevante, de mérito innegable, el valor, expresado en quietud y ajuste en el toreo fundamental. No se puede torear más cerca ni más quieto. Ahí, chapeau. Aunque, hay que insistir, no parece suficiente argumento para magnificar una faena.

Y hablando de bondad, la nobleza del quinto fue también extrema. No tuvo sentido el arrimón que pretendió pegarse Tomás con semejante moribundo animal. Le tocaron el primer aviso antes de matar, y como también se demoró el puntillero, pues otro más.

Vicente Barrera, llevó a cabo dos faenas limpias y de mucha estética, de muletazos bonitos, pero sin la fibra necesaria.

Tomás Sánchez, tuvo el handicap de no superar el sello de humildad. El otro, peor modesto, Tomás de la tarde, con las ideas espesas en su primero, toro pegajoso, estuvo demasiado encima sin acertar en cogerle el sitio. Sánchez no se entendió con el sexto de la suelta dejándose tropezar mucho el engaño.

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