Cultura

Juan Gris: la mirada como utopía

  • El Thyssen de Málaga inaugurará el próximo octubre una exposición dedicada al gran mentor del cubismo y a su relación con algunos coetáneos como María Blanchard y Jean Metzinger

'La mujer sentada' (1917), de Juan Gris, uno de los cuadros que incluirá la exposición.

'La mujer sentada' (1917), de Juan Gris, uno de los cuadros que incluirá la exposición. / museo carmen thyssen

Hubo, que se sepa, al menos dos personajes malagueños decisivos en la trayectoria de Juan Gris (Madrid, 1887-Boulogne-sur-Seine, 1927): el primero fue José Moreno Carbonero, en cuyo estudio madrileño se formó el artista entre 1904 y 1906, a la vez que estudiaba en la Escuela de Artes de la capital; el segundo, claro, también era artista y se llamaba Pablo Picasso, a quien conoció en París tras su llegada a la ciudad del Sena en el mismo 1906. Ambos ofrecieron a Gris dos orillas desde las que éste cimentaría su propia trayectoria: la forja de una determinada tradición pictórica y la constante revisión, metamorfosis e incluso aniquilación de la misma.

En el cubismo alumbrado por Picasso y Braque creyó encontrar el pintor la respuesta a todas las preguntas; con tal convicción, que siguió siendo fiel a su paradigma mucho después de que Picasso decidiera, en virtud de su hambre pantagruélica, transitar otros derroteros (mejor, todos los derroteros posibles). Desde su ruptura con el tótem en 1916, Gris adoptó un cubismo mucho más lírico, evocador y poético, que no tardó en ser tachado de naïf y complaciente en exceso. Sin embargo, este desarrollo del cubismo como lenguaje pródigo a la consideración de la mirada como utopía (bajo la convicción, contraria a la filosofía de la sospecha, de que el ojo sí puede abarcar más de lo que la realidad presuntamente muestra), sirve de motivo a la exposición que acogerá el próximo otoño el Museo Carmen Thyssen de Málaga, desde el 6 de octubre hasta el 25 de febrero del próximo año.

La propuesta incidirá en el cubismo que Gris asumió tras su ruptura con Picasso en 1916

Patrocinada por Cajasol,la muestra, que se titulará Juan Gris, María Blanchard y los cubismos (1916-1927), llegará como refuerzo para la tesis, contraria a aquella recepción inicial de la obra post-picassiana de Gris y acrecentada en los últimos años, de que aquel cubismo de madurez, contrario a la frialdad analítica del promulgado por Picasso y Braque, no quedó en vía muerte respecto a la susodicha utopía sino que, muy al contrario, entrañó una de las aventuras artísticas más hondas y revolucionarias de su tiempo. La exposición se nutrirá, esencialmente, de las obras de Juan Gris y varios de sus contemporáneos cubistas que el Museo Thyssen-Bornemisza conserva en sus fondos: algunas pinturas como La mujer sentada (1917), que formó parte de la primera exposición temporal del Thyssen malagueño, volverán de hecho a su sede, en el céntrico Palacio de Villalón, con motivo de la nueva exhibición, lo que permitirá de alguna forma consolidar el particular itinerario que la ciudad costera traza a paso lento (aunque ojalá seguro) respecto a Juan Gris.

La premisa de la exposición se expresa de manera equívoca: frente a la fría concreción formal que entrañó el cubismo en manos de Picasso y Braque, Gris descubrió que la disciplina era compatible con una expresión poética. Y con ello ejerció una influencia decisiva en algunos artistas de su tiempo, de manera que no cabe hablar de un cubismo sino de muchos: tantos, seguramente, como creadores se atrevieron a adoptarlo. Para ahondar en este presupuesto, la pinacoteca incluirá obras de otros pintores que compartirán espacio y tiempo con las de Juan Gris a modo de diálogo. Especial atención merece en este sentido la concurrencia de María Blanchard (Santander, 1881-París, 1932), artista merecedora aún de una reivindicación justa y necesaria, que compartió inquietudes cubistas con Juan Gris en París y que, al contrario que éste, sí abordó otros registros distintos del cubismo a partir (o a pesar) del mismo, especialmente desde su inclusión en la exposición Cubismo y Neocubismo, organizada en París con ánimo rupturista. Al igual que sucedió con Picasso, la decisión de Blanchard de superar el cubismo se tradujo en un distanciamiento de Juan Gris que se mantuvo hasta la muerte de su antiguo amigo en 1927. Blanchard también conoció en París a Diego Rivera y admitió otras influencias que prometen resonar de manera singular en fecundo diálogo con Juan Gris.

Jean Metzinger, Albert Gleizes y André Lhote y Jacques Lipchitz son otros de los artistas que comulgaron con el credo cubista de Juan Gris en París y que estarán también representados en la exposición del Thyssen, así como los pintores de los años 20 que tuvieron en Gris su principal magisterio.

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