Inquieto a más no poder desde que empezó su carrera hace más de cuatro décadas, Vicente Soto 'Sordera' prepara estos días entre Madrid y Jerez su readaptación del espectáculo 'Quijote Cantante y Sonante', un montaje creado en 2005 y que ahora rescata con motivo del centenario de la publicación de la segunda parte de la obra de Miguel de Cervantes.

-Reestrena usted el espectáculo diez años después...

-Sí, como se cumplía el centenario de la publicación de la segunda parte de la obra me pareció interesante rescatarlo porque fue un espectáculo que hicimos hace diez años y que obtuvo mucho éxito por cada sitio que pasó. Quizás ha sido uno de mis espectáculos más completos.

-¿Y ha cambiado con respecto al actual?

-Sí que ha cambiado, hemos introducido algunas cosas nuevas, sobre todo los textos y también algunos cantes. Hay nuevos sonetos, décimas, quintillas y romances, y bueno, también en el cante, aunque la estructura original se mantiene. Yo soy flamenco y por eso hago cantes primitivos como las tonás o la debla, seguiriyas, soleá, milongas, bamberas y el autorretrato que incluí en mi último disco, Colores distintos, en fin, un abanico muy amplio. Va ser un Quijote muy flamenco porque quieras o no, soy gitano y flamenco y en el Quijote hay mucho de eso.

-De inicio lo estrenará en el Teatro Fernán Gómez de Madrid dentro del Suma Flamenca...

-Sí, creo que es el mejor escenario porque estamos hablando de un festival, Suma Flamenca a través de Flamenco Madrid, que tiene un peso a nivel nacional e internacional. Además, este teatro es uno de los emblemáticos de Madrid. La idea es girar con el espectáculo por toda España, como hicimos la última vez, y por el extranjero tanto este año como el que viene. Hace diez años tuvimos mucho éxito y recorrimos media Europa, estuvimos en Austria, en Rumanía, en Holanda. Espero que ahora se vuelva a repetir la historia.

-Sea como fuere se ha especializado usted en crear espectáculos flamencos con un fondo literario. A la vista está que ha hecho cosas de Pessoa, José Bergamín, José Hierro....

-A mí me gusta mucho la literatura y creo que en muchos casos tienen una gran relación con el cante. Empecé con 'Entre dos mundos', un disco que grabé y que era un homenaje a la Generación del 98, y a partir de ahí he seguido.

-Pero no es fácil llevar al flamenco un texto del Quijote, por poner un ejemplo.

-No lo es, por eso en cada uno de estos proyectos he tenido que trabajar mucho sobre todo en la adaptación de los textos, pero creo que el resultado ha sido muy satisfactorio, estoy muy contento tanto a nivel personal como a nivel artístico.

-De cualquier forma, supongo que el público será distinto ¿no?

-A veces sí, ten en cuenta que este tipo de espectáculos lo sigue la gente aficionada al flamenco de toda la vida, porque yo no sé hacer otra cosa, me he criado en una familia de raíz y así sigo. Pero también se incorpora otro tipo de público, un público mucho más abierto, incluso de otras culturas y es algo que les llama mucho la atención. La cultura es muy amplia y creo que dos artes como el flamenco y la literatura pueden ir de la mano perfectamente. Es bueno introducir de vez en cuando nuevas letras.

-Este año cumple 40 años como profesional. Cómo pasa el tiempo...

-(Risas) Ni que lo digas. Pasa rápido sí, pero bueno también te das cuenta de todo lo que has vivido. Afortunadamente, he tenido la satisfacción de cantar en sitios tan emblemáticos como la Ópera de Viena, el Comunale de Roma, la Scala de Milán, en fin muchos teatros por todo el mundo, al igual que he tenido la fortuna de trabajar con muchos de los grandes.

-¿Se acuerda de sus comienzos?

-Claro que me acuerdo, trabajando con bailaores como Manuela Vargas, Antonio Ruiz El Bailarín, El Güito, fue un tiempo en el que aprendía a diario y esas experiencias te marcan para toda una vida. Creo que dentro del mundo del flamenco, como pasa también en otras facetas de la vida, no se puede pasar directamente de soldado a general, hay que pasar por una formación necesaria, y el que diga lo contrario se equivoca. Llevo treinta y cinco años cantando solo delante, pero todo eso lleva un tiempo, pasé cinco años cantado pa bailar. En mi caso, cada día que paso aprendo y tengo la necesidad de aprender, también será supongo porque admiro esta música.

-También usted ha sido el heredero de una saga fundamental en la historia del cante...

-Por supuesto. En mi casa he sido, con el permiso de mis hermanos, que todos cantan, el depositario de la dinastía y bueno, al igual que mi padre fue un gitano honrado y que llevó siempre Jerez por bandera, he intentado hacer lo mismo, aunque está claro que tanto yo como el resto de mi gente somos conscientes del peso que supone llevar este nombre.

-Lleva ya 40 años y sin embargo siempre busca un motivo para reinventarse...

-Está claro, dicen que hay que renovarse o morir, y eso siempre ha ido conmigo, desde que empecé hasta ahora. De por sí he sido una persona inquieta, y creo que la única manera de estar vivo musicalmente hablando es seguir trabajando, siempre desde el respeto y siendo consciente de dónde se viene, pero con ilusión. Como decía el Pinto, lo difícil es mantenerse, y en esa estamos (risas).

-Usted está a caballo entre Madrid y Jerez. ¿No le entra nada por dentro cuando pasa por Santiago y ve cómo está?

-Mira, compré el terreno del lugar donde había nacido hace 61 años y me hice una casa, para disfrutarla con mi gente. Me costó mucho esfuerzo, pero ahí está. Sin embargo, me da mucha pena pasar por la calle Nueva, una de las calles que mejor conocen en todo el mundo, y ver cómo está y en qué se ha convertido. Creo que el Ayuntamiento de Jerez y los ediles que están ahora en el poder no son conscientes de la importancia de esa calle, de ese barrio, que debería ser un emblema más de Jerez, pero por desgracia está abandonada. Es una pena.