Diario de las Artes

Lúcida experiencia plástica

  • El artista jerezano JAVIER PALACIOS en plena cima de lo artístico: Premio BMW, exposición en la galería valenciana Luis Adelantado y 'Benhind Beauty', un libro sobre su obra

Javi Palacios era un jovencísimo pintor, con los estudios de Bellas Artes recién terminados. Un amigo artista, uno de los mejores de los muchos que, ahora, existen en Jerez, me dijo por aquel tiempo que el artista en quien más había que confiar era Javier Palacios. Comprobé que aquella contundente afirmación era una verdad con mayúsculas. Por entonces, comenzaba el discurrir de la sala ARTEADIARIO.

Dimos todos los pasos que había que dar y conseguimos que Javi presentara, en el espacio multiusos del Diario de Jerez, una colección de obras en las que trabajaba en aquel tiempo, todavía, iniciático de su carrera. Allí se pudo asistir a un espectacular programa pictórico en el que la realidad ofrecía infinitamente más que una representación por muy espléndida que esta fuere.

El joven pintor formulaba artísticamente las complejas posiciones de la figura humana en el acto de respirar. Todo un complicado proceso de dominio absoluto de la técnica al servicio de un concepto plástico lleno de entidad y trascendencia creativas. Por entonces, Javi Palacios ya estaba accediendo a unos estamentos artísticos de capital importancia en el panorama artístico nacional.

La Fundación DKV le concedió un sitio de privilegio en el contexto general de su afortunado proyecto de mecenazgo. Estuvo becado en algunas ciudades europeas y los premios y reconocimientos llegaron y se sucedieron sin solución de continuidad. La nómina de los mismos abarca todo el amplio espectro de la concursística; desde el prestigioso BMW que obtuvo hace unas semanas con la obra ‘Magic Damn’ - ya, en ediciones anteriores del Premio, había conseguido varias medallas de honor - hasta el de la Confederación de Empresarios de la Provincia de Cádiz. Estando, asimismo, su obra presente en importantes colecciones de todo el mundo.

La importancia de Javier Palacios se ha visto, en estos días, reforzada con la presentación de ‘Benhid Beauty’, un libro sobre su obra escrito por Ricardo Forriols y Juan Francisco Rueda, dos lúcidos críticos y comisarios de arte que, días atrás, participaron en un encuentro para dar a conocer esta publicación editada por ‘Libros de Mesa’, editorial extremeña especializada en libros de arte.

Pero la importancia de Javier Palacios en el complicado universo del arte actual radica en su imperiosa e incesante búsqueda; en su insatisfacción por no quedar anclado en los tranquilos espacios que concede el éxito y sus jugosos y acertados estamentos. Desde siempre el joven artista jerezano ha sabido dar pasos arriesgados, anhelando caminos nuevos por donde ahondar en un arte sin límites.

Tras los primeros desarrollos de esa figuración aplastante, con lo representativo aderezado de una idea que dimensionaba el propio sentido ilustrativo y planteaba una circunstancia significativa de mayor enjundia que la sola posición realista, la pintura de Javier Palacios tomó otros derroteros; lo visualmente más inmediato, lo que la mirada capta desde sus argumentos ilustrativos más fieles, perdió intensidad creativa y fue sustituido por un estricto sistema pictórico, con los postulados matéricos imponiendo una potestad suprema que preveía los más apasionantes desarrollos plásticos, siempre con ese matiz conceptual marcando unos registros compositivos de absoluta contundencia y rigurosidad formal.

En este año que acaba de terminar, con el Premio BMW, todavía, siendo asunto de noticiable prioridad, el artista expone en la importante galería Luis Adelantado de Valencia, una de las de mayor prestigio y significación de nuestro país, en la que trabajan artistas de primerísima fila; una exposición singular que comparte escenario con el prestigioso artista holandés Flokert de Jong, en un diálogo expectante con su escultura, produciéndose felicísimos encuentros que suscriben conceptos étnicos y que nos retrotraen a circunstancias físicas, antropológicas y culturales que inciden en modos que unifican posiciones tan distantes como lo primitivo y lo actual, lo tribal, lo fetiche y el propio estamento artístico.

La exposición valenciana tiene por título ‘Destroy all monsters’. En ella, la poderosísima escultura de Flokert de Jong incita a la pintura de Javier Palacios a un juego extremo de posiciones plásticas. En todo momento se busca una relación íntima con los objetos primitivos que sirvieron de fetiches y, desde su propio materialidad, alcanzaron nuevas realidades como entidades de una religiosidad o espiritualidad trascendentes. Igualmente se busca, desde la obra contemporánea, un nuevo objeto ritual, especies de tótems que sobrepasen el medio formal para alcanzar una mediata realidad donde lo icónico juegue un papel importante.

Para esta ocasión, Javier Palacios nos sitúa en unos estamentos plásticos que abren las perspectivas de la propia pintura para alcanzar desarrollos formales más abiertos pero con el sustrato pictórico presente con objeto que sea el propio medio conformante, acertadamente estructurado, el que desarrolle todo su impactante poder y plantee su contundente ejercicio conceptual.

La realidad artística de Javier Palacios accede, en esta exposición, a un nuevo posicionamiento formal. Aquellos espectaculares ejercicios donde la realidad planteaba su dimensión más extrema han evolucionado dentro de su estamento plástico.

No obstante, la pintura de Javi Palacios sigue siendo pintura; lúcidos ejercicios donde la materia conforma una realidad de poderosa estructura visual. Ahora, como antes lo hiciera, la fortaleza plástica del artista jerezano sigue manteniendo su justa posición artística.

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