Cultura

Magdalena Bachiller desnuda su hogar en la galería Concha Pedrosa

  • La artista jerezana reflexiona sobre la arquitectura y el espacio en su primera exposición individual en Sevilla

La galería de arte Concha Pedrosa despide la temporada expositiva con la primera individual en Sevilla de la artista jerezana Magdalena Bachiller, que hasta ahora había trabajado principalmente con las galerías gaditanas Magda Bellotti y Milagros Delicado.

La muestra, que se inauguró días atrás y lleva por título La casa desnuda, podrá verse en esta céntrica sala hasta el 28 de junio. En noviembre viajará a Jerez, donde se mostrará en la galería Cal.

Las diecisiete piezas que integran este proyecto están realizadas en tinta china sobre papel, alternándose el pequeño y el gran formato. El hilo conductor es la vivienda y, por ello, la artista ha contado con el aval del Colegio de Arquitectos de Cádiz.

Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla, ciudad donde reside e imparte clases de pintura en su taller del barrio de Los Remedios, Magdalena considera que La casa desnuda constituye una metáfora de la vida a partir de la propia vivienda, que adquiere aquí la categoría de símbolo.

El punto de partida de estos cuadros fue una temporada durante la cual la artista se vio obligada a vivir fuera de su hogar, "porque mi casa se caía". "Ver cómo tiraban las paredes, reconocer los muros desnudos y enfrentarme a mi casa despojada, con otra luz diferente, cambió mi concepción de este espacio. Esa experiencia, que me provocó vértigo y mucha inseguridad, me inspiró estas reflexiones pictóricas sobre cómo la estructura de la casa es también el esqueleto de muchos pensamientos y sensaciones", explica Magdalena Bachiller.

La morfología de la vivienda, las distintas habitaciones, los muros... son los motivos plásticos con los que ella expresa sentimientos y vivencias . "La casa es mucho más que un espacio habitable. Contiene y proyecta nuestra vida y nuestro pensamiento. Es la prolongación de uno mismo", continúa.

En estas obras, el contraste entre los espacios abiertos y cerrados o entre las líneas rectas y curvas, así como la distribución de las luces y las sombras, permiten a la artista jerezana reflexionar sobre la soledad y el silencio, estableciendo una invitación a la serenidad teñida de melancolía. "El hogar es el refugio secreto que todos pensamos creer y tener, sobre todo cuando huimos de la crudeza del mundo actual. Entre sus muros, creemos que estamos a salvo", defiende con ahínco.

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