Artistas de Jerez

Magdalena Murciano, los esquemas de la razón artística

Magdalena Murciano, los esquemas de la razón artística

Magdalena Murciano, los esquemas de la razón artística

Magdalena Murciano. Magdalena Murciano.

Magdalena Murciano. / Vanesa Lobo (Jerez)

Existen algunos artistas que resaltan por su supremo buen hacer; otros que sobresalen por su lenguaje particular, único, personal e intransferible; hay muchos que son correctos hacedores y gozan de credibilidad para un amplio sector de aficionados; encontramos otro grupo que son valores sólo para aquellos que gustan de una figuración mimética y que no se apartan de las posiciones que proporcionan la mirada; aparecen los que se adentran por lo que ellos creen una modernidad que ocultan carencias; demasiados se travisten de artistas y asoman imposturas absurdas; existen los que son verdaderos hacedores de un arte con mayúsculas y que llevan tiempo inmersos en un estamento de creatividad y verdad artística. En este último grupo se encuentra anclada una de las pintoras más respetadas de nuestra zona: Magdalena Murciano.

Porque su pintura abarca muchos registros; porque su trabajo ha ido evolucionando dentro de la sensatez y la trascendencia artística; porque sus obras han estado alejadas de los efectismos que imponen las modas y los planteamientos interesados de unos pocos; porque su pintura plantea la realidad de un arte convencido; porque su credo no obedece a los intereses de un momento sino que se mantiene en los principios de una creencia sin intermediarios ni injerencias.

Magdalena Murciano es una artista en quien confiar, una artista sabia que tiene conciencia de artista, que conoce lo mejor del arte de muchos momentos, esos que son realidad en un estamento con muchos perfiles. A ellos ha acudido siempre para dejar constancia de una realidad plástica que ella domina sin ambages y con todos los postulados de un arte que sabe hacer grande, sabio y sin espacios dudosos.En estos años la hemos visto dando vida a una pintura que en sus manos ha manifestado los mejores planteamientos de una modernidad que ella ha sabido plantear sin reservas, con todo aquello que servía para darse cuenta de los infinitos matices de una pintura nueva a la que no todos conseguían llegar.

Primero fueron los esquemas de una plástica poderosa, con la figuración marcada desde los argumentos de la materia conformante. Poco a poco, lo real perdió consistencia y dio paso a una reducción ilustrativa que, sin embrago, marcaba amplias rutas por donde conducir una pintura sin reveses, sabia, contundente y con los mejores postulados interpretativos de la forma. La abstracción se imponía, los recursos plásticos absorbían todos los identificativos de lo real. Había desarrollos geométricos, espacios muy bien conjuntados que marcaban rutas racionales donde la plástica formulaba sus máximos conceptos y la visión captaba estamentos estructurales que dejaban claros los registros de una abstracción sintética, abierta a una conciencia plástica muy bien definida.

Una obra de Magdalena Murciano. Una obra de Magdalena Murciano.

Una obra de Magdalena Murciano.

Sin embargo, los horizontes de Magdalena Murciano eran, todavía, más amplios. La síntesis de la materia fue dando paso a una realidad artística que necesitaba más amplios horizontes. Así, la artista comenzó series donde los soportes se llenaban de formas imprecisas muy bien compuestas para que se produjera un lleno continuo en toda la escena pintada. Había una especie de horror vacui y desde el mismo nos encontramos con obras trabajadas, llenas de matices, de registros y de esquemas ávidos de una mirada emocionada y expectante. La obra de Magdalena no deja duda; todos saben de dónde parte y hasta dónde puede llegar su ilimitado rigor plástico. En toda esa superficie de densa magnitud estética sobresale un sabio criterio pictórico, una lucidez interpretativa que no deja lugar a dudas. Todas las obras de la artista sostienen poderosos aspectos de la mejor pintura de siempre; la figurativa y la no concreta; aquella que deja advertir los postulados de una realidad muy matizada y aquella en la que lo no representativo juega un papel preponderante; y siempre con los gestos exactos de una artista que ha depurado todas las circunstancias de un arte que en sus manos siempre ha mantenido las máximas emociones.

Magdalena Murciano ha sabido jugar en todos estos años la mejor baza de una pintura que ella manipula hasta sacarle todos sus máximos presupuestos. Supo dar forma a la materia; dejó que la propia realidad plástica adoptara sus esquemas automáticos; que la pincelada se culminará por ella misma dejando que abarcara todas sus posiciones y marcara nuevos registros: Más tarde abundó en esa materia expectante, llena de recursos para que la mirada adoptara a su mera realidad y, a su vez, se adaptara a las consecuencias de un espacio lleno de vida artística. En todos los casos, la obra de Magdalena Murciano ha marcado las rutas que su genio creador le ha impuesto y, al mismo tiempo, ha abierto sendas para que la mirada terminara los esquemas plásticos de una obra muy bien estructurada conceptualmente y mejor llevada a cabo.

Magdalena Murciano es de esas artistas que son pura referencia de la mejor creación que uno pueda imaginar. Sus planteamientos no ofrecen duda, son sabias manifestaciones de un concepto plástico lleno de intensidad y que marca las rutas de una pintura amplia donde la verdad creativa impone su máximo estamento.

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