Cultura

Marlowe, el inventor del teatro moderno inglés

  • La editorial Penguin Clásicos reúne la obra dramática y lírica del autor en un volumen al cuidado de Andreu Jaume

Penguin Clásicos publica por primera vez en español la obra completa de Christopher Marlowe, uno de los dramaturgos más importantes de la literatura inglesa, nacido pocos meses antes que Shakespeare y cuya vida estuvo llena de turbulencias. Con edición a cargo de Andreu Jaume y traducciones de Aliocha Coll, Andrés Ehrenhaus y el propio Jaume, el volumen reúne las piezas teatrales Dido, reina de Cartago, La masacre de París, Tamerlán el Grande, El judío de Malta, Eduardo II y La trágica historia del doctor Faustus junto con los poemas Hero y Leandro y El pastor apasionado a su amor.

Marlowe, destaca Jaume, "inventó el teatro moderno inglés". "Llevó el verso blanco a la poesía dramática, con vocación por primera vez universal. Tuvo la valentía de aprovechar las circunstancias religiosas y políticas de su tiempo para ahondar en la problemática humana, sin condicionamientos teológicos ni morales", asegura el editor y crítico literario.

Su estilo es "muy rico y osado". "Su verso -añade el experto- no es aún tan dúctil como lo será en Shakespeare pero tiene algo irreductible, lleno de fuerza, valor y capacidad evocativa, sobre todo en Eduardo II". Su escritura está marcada por la traducción que realizó de "clásicos latinos como Lucano, Ovidio o Virgilio, de los que aprendió mucho". Con ese bagaje "empezó a inventar algo muy distinto y a volar solo, enfrentándose a las grandes cuestiones de su tiempo, como la autoridad, el poder, los límites del conocimiento y la guerra entre católicos y protestantes". También bebe "de la mejor poesía inglesa del XVI, Thomas Wyatt y Edmun Spenser en particular".

En cuanto a su evolución literaria, Jaume observa que "su primera obra, Dido, es prácticamente una versión libre de Virgilio, pero muy importante porque supone su emancipación latina. Es a partir de Tamerlán cuando empieza a investigar acerca del poder y la ambición humanos, la ilusión de dominio..., asuntos que se complicarán en sus dos obras más maduras: Eduardo II y Faustus. Hay también que resaltar su maravilloso poema Hero y Leandro, probablemente la última obra que escribió antes de morir y donde su virtuosismo estilístico alcanza una altura intimidante".

Es inevitable establecer correspondencias y comparaciones entre Marlowe y Shakespeare. El autor de Romeo y Julieta, indica Jaume, "quería ser como Marlowe y aprendió mucho de él". "Aunque eran de la misma edad, Marlowe fue una estrella antes que Shakespeare, quien le imitó, sobre todo en sus primeros dramas históricos. Marlowe también aprendió cosas de Shakespeare, aunque no vivió lo suficiente para comprobar hasta qué punto su indocumentado colega le superó. Shakespeare, una vez muerto Marlowe, siguió haciendo referencias privadas a la obra de su amigo, como en Como os guste o en Hamlet. No ha quedado evidencia de la amistad que mantuvieron, lo que es una lástima, pues debía de ser apasionante", explica el estudioso.

De la vida de Marlowe hay pocos datos verificables. Casi todo son hipótesis, pero parece que trabajó al servicio de sir Francis Walsingham, ministro de Isabel I y director de los servicios secretos. Estuvo envuelto en la guerra entre católicos y protestantes y vivió un clima de suspicacia que Jaume compara con el de la Guerra Fría. Probablemente fue homosexual y un notable ateo. Vivió al filo del abismo y murió prematuramente en un suceso poco claro, en 1593, a los 29 años. Anthony Burgess, el autor de La naranja mecánica, cuenta su historia en la novela Un hombre muerto en Deptford, publicada en España por Alfaguara.

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