Crítica

Un viaje por el amor de Federico

  • Miguel Poveda revoluciona Villamarta con 'Enlorquecido', un espectáculo donde exhibe sus facultades con más de dos horas de concierto

  • Los jerezanos José Carpio 'El Mijita' y El Bo participaron en la noche del viernes

Miguel Poveda, durante su actuación.

Miguel Poveda, durante su actuación. / Vanesa Lobo

Con palmas por bulerías. Así fue recibido y así despedido Miguel Poveda de la segunda función en el Teatro Villamarta celebrada el pasado viernes. En medio, más de dos horas de concierto, de espectáculo, de profesionalismo y también, por qué no decirlo, de magia, esa magia sólo rodea a los grandes.

El universo Miguel Poveda, como ya demostrado en reiteradas ocasiones, no sólo se reduce a su faceta más clásica, sino que esa inquietud diaria que le perturba le lleva a terrenos nuevos, terrenos a los que, desde su punto de vista, accede. Eso sí, siempre desde el respeto, sin estridencias a la hora de salir al escenario y añadiendo ese toque flamenco con el que ha crecido, porque como confesó sobre las tablas del teatro, "es lo que he hecho siempre".

'Enlorquecido', su penúltimo disco, porque hace escasamente dos semanas publicó un doble album recopilatorio de sus 30 años de carrera, es mucho más que una grabación musical. Es, en primer lugar, un estudio riguroso del legado de Federico García Lorca, un trabajo mimado y cuidado al detalle y donde encontramos una pequeña parte de la magnífica pluma del poeta granadino. Pero además, es un montaje audiovisual que ayuda al espectador a no perder el hilo, principalmente porque a lo largo de él encontramos alusiones continuas a Lorca, desde fotos a anotaciones y recuerdos. Completa todo esta labor el propio Miguel Poveda, que aprovecha, cual conferenciante, algunos pequeños descansos entre pieza y pieza para aportar su conocimiento y punto de vista.

Así transcurre 'Enlorquecido', un trabajo en el que el papel de los músicos dice mucho. Miguel es pura complicidad con los suyos, desde el piano de Joan Albert Amargós a la guitarra de Jesús Guerrero, pasando por la percusión de Paquito González, la batería de Manuel Reina, el bajo de Popo o las palmas y voces de Carlos Grilo, Diego Montoya, El Londro y Dani Bonilla.

Los once temas que conforman el disco van discurriendo a lo largo de una primera parte donde el artista catalán pone música a las composiciones de Federico, a veces con Amargós como narrador y otras tantas con Jesús Guerrero al frente. No es fácil musicalizar poemas, más si cabe si hablamos de Lorca, un reto que Poveda ha conseguido sortear especialmente en temas como 'No me encontraron' (Fragmento de Fábula y rueda de los tres amigos), la Carta a Regino Sainz de la Maza o ¡Ay, voz secreta del amor oscuro! a la que ha convertido en una pegadiza rumba. Sin embargo, el público respondió con palmas cuando interpretó 'Federico y las delicadas criaturas', un recorrido por poemas que han conseguido calar en el acervo popular, caso de 'Los cuatro muleros', 'Anda jaleo' o 'Los peregrinos', hilados con maestría en una composición musical extraordinaria.

Con apenas cinco minutos de descanso, para que Jesús Guerrero diera buena cuenta de sus dotes como solista de una manera arrolladora, Miguel volvió a la escena, esta vez para recurrir al repertorio clásico. Con camisa blanca y chaleco, el catalán comenzó por bulería por soleá, para seguir por guajiras, tangos, donde exploró diversos estilos, seguiriyas, alegrías y cantiñas, y bulerías. Destacó el detalle de hacer la seguiriya sin micro, demostrando que posee una garganta privilegiada; y la bulería, donde contó con la aportación del jerezano José Carpio 'El Mijita'. Si el jueves había sido La Macanita, es decir, Santiago, el viernes tocó La Plazuela, con los Carpio. El Mijita levantó la bandera de su barrio con cantes de San Miguel y remató la faena con Poveda en un mano a mano caracolero, que culminó con una doble pataíta por parte de ambos. Antes, había dedicado un aplauso para Tomatito, presente en el patio de butacas.

El último tramo fue para su nuevo disco, 'El tiempo pasa volando'. Tras un pequeño resumen videgráfico con imágenes de su trayectoria musical, Poveda elevó a las alturas aquella maravillosa composición de Manuel Alejandro, 'Voy a perder la cabeza por tu amor', con un aire aflamencado equiparable a la grabación que otro grande, José Mercé, hizo de ella hace varias décadas. El público le ovacionó.

El colofón llegó con su pequeño homenaje a los Chichos, que también forma parte del disco, una versión de varios temas, con una pincelada de 'Alfileres de Colores' en la que el Bo se marcó una de sus pataías de arte, y dos letras de un villancico popular con la que se despidió entre vítores.

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