Cultura

Muere Yves Saint Laurent, uno de los grandes de la moda

  • El modisto falleció anoche en París a los 71 años. Al funeral, que se celebrará el jueves, está previsto que acudan el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y su esposa, Carla Bruni.

Las exequias del modisto Yves Saint-Laurent, fallecido anoche en París a los 71 años, tendrán lugar el próximo jueves en la Iglesia de Saint-Roch, informó su amigo y cofundador de la firma YSL, Pierre Bergé.

Saint-Laurent, último mito vivo que revolucionó la indumentaria femenina del siglo XX, luchaba desde hace un año contra un tumor en el cerebro, preciso Bergé, que dijo que los funerales se celebrarán el próximo jueves. Está previsto que asistan el presidente francés, Nicolás Sarkozy, y su esposa, Carla Bruni, ex modelo que desfiló para Saint-Laurent.

Bergé precisó que, según los deseos del modisto, sus restos mortales serán incinerados y sus cenizas depositadas en una sepultura en los jardines Majorelle de Marraquech (Marruecos), colindantes con la residencia que los dos compraron en 1980. "La gran historia de amor de Yves Saint-Laurent y su gran pasión desde su más tierna edad ha sido la moda", subrayó Bergé.

El que fuera compañero del modisto durante 50 años, en lo personal y profesional, se declaró "profundamente apenado" y "muy afectado" por su muerte, si bien dijo que no era "un shock" dado que el cáncer que acabó con su vida se había detectado en abril de 2007.

Francia ha perdido "uno de los grandes modistos de su época y uno de sus artistas más grandes", recalcó Bergé ante la prensa en la Fundación que lleva el nombre de ambos. Explicó que, tras dejar la moda en 2002, Saint-Laurent quedó "muy desgraciado", no volvió a tocar un lápiz de diseño y no desarrolló ninguna "nueva pasión". "Intenté que hiciera diversas cosas, pero nunca quiso", indicó.

Yves Saint Laurent dio el poder a las mujeres, creando para ellas "un vestuario contemporáneo", con prendas masculinas como el traje sastre con pantalón y su célebre esmoquin, creado en el año 1966.

Nacido en Orán (Argelia) el 1 de agosto de 1936 en el seno de una familia de la alta burguesía, Yves Mathieu Saint-Laurent conoció el éxito siendo muy joven. Debuta junto a Christian Dior, el modisto de más renombre de la postguerra y la muerte prematura del creador del 'New Look' le catapulta al puesto de director artístico de la casa Dior a finales de los años cincuenta.

Con su línea 'Trapecio', una auténtica ruptura de los códigos de la época presentada el 30 de enero de 1958, el joven y tímido YSL causa sensación con tan sólo 20 años. Poco después de su primer éxito, conoce a Pierre Bergé, un empresario seis años mayor con el que crea su propia casa de moda a principios de los sesenta con el nombre de Yves Saint Laurent.

Éste es el principio de varias décadas de un reinado incontestable en el guardarropa femenino que contribuye a emancipar con creaciones audaces inspiradas tanto en la vestimenta masculina como en los colores de su infancia argelina, sus viajes por el mundo y la paleta de los grandes pintores. Desde los 60, introduce prendas que se convertirían en objetos de culto: la sahariana, el traje pantalón, el vestido en muselina transparente y, sobre todo, el esmoquin para mujer, su auténtica firma de autor. Sus creaciones africanas, marroquíes y chinas tuvieron un gran éxito. En 1976, su colección inspirada en los ballets rusos es considerada una "revolución" por la prensa y el diseñador llegó a admitir que era "probablemente la más bella".

Picasso, Van Gogh, Mondrian, Braque, o Matisse le inspiraron numerosas colecciones que hoy se pueden admirar en la Fundación Pierre Bergé-Yves Saint Laurent, ubicada en la sede de su antigua firma de costura, en un elegante barrio parisino.

Apasionado de la ópera, del teatro y de la literatura, gran admirador de Proust, también fue diseñador de joyas, labor que desarrolló junto a Loulou de la Falaise. Creó decorados y trajes para teatro, espectáculos y bailes de la alta sociedad y lanzó una marca de perfumes, la más famosa 'Opium', en 1977.

Hizo también de su profesión un espectáculo, un arte que mira hacia los otros y creó para el cine los trajes que lucieron Catherine Deneuve en 'Belle de jour' de Luis Buñuel y Claudia Cardinale en 'La Pantera rosa'.

Siembre en vanguardia, fue el primero en lanzar un 'prêt-à-porter' de lujo abriendo una tienda en la 'rive gauche' de París, en 1966. Yves Saint Laurent se retiró en 2002 después de un gran desfile en Beaubourg arropado por decenas de modelos y una de sus musas: la actriz Catherine Deneuve.

El creador sublimó la cotidianidad de millones de mujeres con modelos que fueron desde los vestidos pop al primer esmoquin femenino de la historia de la moda. "Francia acaba de perder a uno de sus grandes artistas", resumía Bergé.

En 1983, el Metropolitan Museum de Nueva York le dedica una retrospectiva a sus 25 años como creador a la que seguirán otras en Rusia y París, en 1986. Años más tarde, en enero de 1993, el grupo industrial francés Elf-Sanofi se hace con el control de la firma.

Yves Saint Laurent celebró en 1998 sus 40 años de carrera y 300 modelos desfilaron por el césped del estadio de Francia antes de la final de la Copa del Mundo que enfrentaba a las selecciones de Francia y de Brasil. A partir de entonces abandona la alta costura. El italiano Gucci compra en 1999 la división de prêt-à-porter que en ese momento tenía en un 40% el grupo francés Pinault-Printemps-La Redoute. En 2002, el holding Artémis se convierte en dueño de la firma de alta costura de Yves Saint Laurent.

El diseñador dice adiós a la costura en 2002 a los 65 años presentando su último desfile el 22 de enero en el museo George Pompidu de París y la casa de costura cesa su actividad en octubre para convertirse en 2004 en la Fundation Pierre Bergé-Yves Saint Laurent. "El vestido más bello que puede vestir una mujer son los brazos del hombre que la ama. Pero para las que no han tenido la suerte de encontrar esta felicidad, estoy aquí", dijo el creador en 1983.

Retirado desde 2002, en los últimos años apenas salía de casa y veía a muy poca gente. Se limitaba a ir desde su domicilio hasta la tienda donde tenía la sede la firma en un coche conducido por un chófer y en ese corto trayecto veía lo que pasaba por la calle.

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