Cultura

Ramón de Cala y la educación

La ciudad de la historia

¿RAMÓN de Cala? ¡Ah, sí! Creo que hay una calle con su nombre. Sí, sí. Existe una calle con su nombre. Un momento…, me parece recordar que también tiene un monumento al final de la calle Caballeros, justo a la altura conveniente para que algunos vándalos (de "Vandalucía") puedan destrozarle la mano y pintarrajearle la cara como a un Alfonso X el Sabio cualquiera cuando estaba en la Puerta Nueva.

¿Por qué me acuerdo ahora de Ramón de Cala y Barea? Porque acabo de explicarles a mis alumnas y alumnos de 4.º de ESO del Instituto Santa Isabel de Hungría, que él participó activamente en la Revolución Gloriosa del 18 de septiembre de 1868 en Cádiz, junto a Paúl y Angulo, Sánchez Mira, Carriedo, Piñero y otros cientos de jerezanos anónimos demócratas o republicanos. El 20 de ese mes Ramón de Cala presidía la Junta popular revolucionaria que gobernaría la ciudad. Al día siguiente el mismísimo general Prim fue vitoreado por los jerezanos a su paso por nuestra ciudad.

Por otra parte, hace ahora 125 años de la publicación de su obra El problema de la miseria resuelto por La harmonía (sic) de los intereses humanos. Una cifra redonda que puede aprovecharse para volver a hablar de él, pero si no hubiera sido así habríamos buscado otra excusa, como por ejemplo, que hace siete años fue el centenario de su muerte (1902) o que han pasado 182 años de su nacimiento, que tuvo lugar en 1827 (no es ningún número redondo pero ni falta que hace).

Revisando los documentos de la época nos damos cuenta de que las autoridades municipales no tuvieron ningún recuerdo para Ramón de Cala tras su fallecimiento. No se menciona su muerte en las Actas Capitulares, ni hubo actos oficiales. Menos mal que no ha sucedido igual en los últimos años ya que Jerez, de vez en cuando, lo tiene presente, como lo demuestra la calle a su nombre, el monumento y la edición facsímil que se publicó en 2002 de su antes citada obra. Pero a nivel nacional, como dice Diego Caro Cancela, "Ramón de Cala ha sido un personaje escasamente considerado por la historiografía". ("Ramón de Cala (1827-1902): republicanismo y fourierismo", del libro Figuras de la Gloriosa. Aproximación biográfica al Sexenio Democrático, 2006). En esa edición facsímil tuve ocasión de publicar que se abrió una sala con su nombre en el Hospital de Santa Isabel de Hungría con el dinero que se recaudó para levantarle un monumento -fallido entonces-.

Voy a la parte que me interesa, la de la enseñanza. Los primeros pasos de Ramón de Cala en la actividad política los dio como síndico personero en el Ayuntamiento jerezano durante el Bienio Progresista (1854-1856). Como miembro de una comisión elaboró en 1855 un informe, dos años antes de la publicación de la Ley de Instrucción Pública conocida como ley de Moyano, sobre La conveniencia de aumentar las escuelas públicas y gratuitas en nuestra población. Realmente Jerez necesitaba escuelas ya que la mitad de la población infantil no estaba escolarizada por falta de plazas. Cala escribía que las calles estaban cubiertas de menores miserables que escandalizaban con su precoz perversidad; y arremetía contra los partidos políticos:

"Todos, desde el monárquico hasta el republicano cuando predican desde las tribunas de la opinión publica, la prensa y las Asambleas, proclaman a voz en grito la necesidad de la instrucción pública, pero ninguno sin embargo se ha dirigido a este fin con todo el empeño de su poder".

(Les juro -bueno, les prometo, porque jurar está muy feo- que no pretendo aludir a nada ni a nadie; sobre todo a nada. Son palabras de Ramón de Cala y se pueden consultar en el Archivo Municipal de nuestra ciudad en el Legajo 353, Expediente 10359. ¡Palabrita!). Y también:

"(…) Mucho se pondera lo que se ha hecho respecto a instrucción pública, cuando la comisión que produce este informe cree que se ha hecho muy poco y nada se ha conseguido".

(Que sí, que es del auténtico Ramón de Cala de 1855, no de un señor actual que se llame así). Y más:

"(…) La instrucción primaria debe ser completa y obligatoria, para no dejar al hombre ni el derecho ni la facultad de convertirse en una bestia y alterar el progreso societario".

El informe huele a socialismo utópico de Fourier, no en vano Ramón de Cala perteneció a esa segunda generación de fourieristas españoles (J. Bartorelo, P. J. Orts, J. J. Dorronzoro, R. Guillén, P. Bohórquez, F. Garrido) que continuó la estela de J. Abreu, Margarita López de Morla, José de María, P. L. Huarte, M. Sagrario de Beloy o F. Alonso).

Fco. Antonio García Romero

Eugenio J. Vega Geán

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