Cultura

Recuerdos de fantasmas

Lectores sin remedio

ESCUCHABA a José Mateos en su exitosa intervención en la Biblioteca, y entre la hilera de frases que me llegaban, me sobresaltó aquella en la que afirmaba algo evidente: que estamos rodeados de muertos, de espectros, o al menos de las señales de su paso. Mientras el admirado escritor seguía con su disertación, yo ya no podía seguir sus palabras, pues aquella referencia al mundo de ultratumba me había descolocado, y aunque yo era, seguía siendo uno más de los presentes que escuchaban al orador, mi atención empezó a desviarse hacia los libros antiguos que lo rodeaban y que me traían los ecos de viejas historias del pasado. Las murallas de libros que se elevaban a metros de alturas sobre él, estéticamente de una belleza indudable, estaban cargadas de recuerdos espectrales. Espectros que parecían sumarse al acto desde los anaqueles de aquella sala decimonónica de la biblioteca. No, no teman, no he comenzado a ver muertos como Cole Sear, el protagonista de la película 'El sexto sentido', pero me preguntaba si el escritor, mientras iba desgranando poemas, algunos en torno a la muerte, era conocedor de que en aquel lugar, ahora hacía un par de décadas, un grupo de estudiantes habían realizado un artesanal experimento sobre la existencia de fantasmas. Era la moda, y además el lugar tenía justa fama, no sólo porque algunos eruditos locales hablaban de que se hallaba enclavado sobre un olvidado camposanto (¿qué edificio del casco histórico de una vieja ciudad no lo está?), sino porque acumulaba al paso de los años incidentes de difícil explicación y que se habían ido escribiendo imaginariamente con las experiencias de sucesivos testimonios de propietarios, inquilinos, trabajadores o bibliotecarios. En fin, que aquellos adolescentes desplegaron, una noche olvidada de hace veinte años, su rudimentario instrumental para captar sonidos de ultratumba y, por lo que contaron días después, no lograron culminar ni la primera noche de vigilia pues uno de los integrantes del equipo se desmayó antes de que la prueba llegara a su fin. Rumores corrieron muchos alimentando la fama del edificio, pero lo que se dice grabar sonidos de ultratumba grabaron pocos. Bueno, alguno capturaron, aunque aquellos sonidos no eran otros que las maderas de las viejas estanterías al crujir, sonido tétrico y que impresiona a cualquier neófito si no está acostumbrado a ello. Esos recuerdos que el correr de los días y las urgencias terrenales escondieron en el olvido, se volvieron más reales que nunca, tras los poemas que nos recitó el escritor. Lo cierto es que lo que el viejo magnetófono de unos adolescentes se negó a captar, parecía flotar en el ambiente aquella noche, entre las estanterías, envolviéndonos a todos los presentes, como una sombra apenas atisbada que escuchara con admiración el recitar de aquellos bellos poemas.

Ramón Clavijo Provencio

José Carlos Somoza. Seix Barrall, 2012.

Desde la ya lejana 'La Caverna de las Ideas', he seguido intermitentemente la carrera literaria de este autor, una carrera jalonada de éxitos a tenor de la cantidad de premios que atesora, y variada en cuanto a la diversidad de géneros, dentro de la narrativa, que ha ido tocando. Ahora José Carlos Somoza parece querer ahondar en las claves y misterios de la narración oral con esta novela, llena de misterios, historias extrañas y perturbadoras y personajes inquietantes. El clima que se va creando a medida que avanzamos en la lectura es el de las mejores narraciones góticas, y en este caso el hilo conductor será Soledad, la protagonista. Una niña solitaria que se siente invisible a todo lo que le rodea, y que en una excursión escolar al campo, se pierde del resto de compañeros para introducirse en una extraña estancia donde cuatro personajes van contando historias, historias tenebrosas que la atraen, como si fueran un puente hacia otra dimensión. R.C.P.

Berta Vias Mahou. Acantilado, 2011.

He llegado a este libro, como suele suceder a veces por "el boca a boca". Me habían hablado de él y me recomendaban su lectura. Y he de confesar ahora que fue un acierto seguir el consejo. Este libro que ahonda de una manera muy lograda en la figura del gran Albert Camus, no es sin embargo un acercamiento biográfico al mencionado escritor, es una novela magnífica que profundiza en la postura de Camus ante la violencia y que de alguna manera determinaría su trágico final. Y aunque desde el principio del texto conocemos el desenlace fatal, es digna de elogio la poderosa y delicada a la vez historia que va tejiendo Berta Vias, y que mantiene atrapado en la narración al lector hasta su desenlace final. Todo con una sabia y sensata utilización de los recursos ficticios a favor de la realidad histórica, o como la crítica Sonia Hernández escribe: el entusiasmo por el personaje y la obra de Camus han permitido a la autora recrear con verosimilitud sus últimos días. R.C.P.

Carmelo Gariano. Gredos, 1974.

Hay toda una literatura y una investigación en torno a ella que nunca, en nuestra opinión, debió salir de los estrictos límites del lector experimentado y entendido en tales materias. Límites que el paso del tiempo se ha encargado de fijar, a pesar de que algunos todavía se empeñen con terquedad en pensar que la literatura medieval puede digerirse en las aulas de secundaria. ¡Allá ellos, porque sólo consiguen desertores de la lectura! Sólo una aplicación actual de ciertos fragmentos y de obras muy contadas tendría todavía algún sentido. El estudio, ya clásico, que publicó C. Gariano sobre 'El libro de buen amor', la gran obra de Juan Ruiz, por sobrenombre el Arcipreste de Hita, recorre todos los aspectos esenciales del 'Libro' (contenido, intención, recursos formales, etc.) y, como se podrá comprender, pertenece a esos límites restringidos de la lectura especializada, propio de las aulas universitarias, aunque hasta de éstas, tal como está el patio, me asaltan serias dudas J.L.R.

Antonio Tabucchi. C. Anagrama, 2002.

El pasado mes de marzo moría Antonio Tabucchi, escritor nacido en Pisa, pero enamorado de la Lisboa de Fernando Pessoa, ciudad en la que falleció. Y a pesar de que su fama le llegó fundamentalmente por su novela 'Sostiene Pereira', llevada al cine con gran éxito por Marcello Mastroianni, y por las traducciones y ensayos dedicados al gran poeta portugués, aquí traemos una de sus mejores novelas. Al joven periodista Firmino le encargan la investigación, a modo de crónica, de la desaparición de la cabeza de un cadáver hallado en Oporto. Por la novela desfilan peculiares personajes, como doña Rosa, la dueña de la pensión donde se hospeda Firmino, el rey de los gitanos, el propio director del periódico en el que trabaja, etc. y toda clase de temas, desde los gastronómicos, pasando por los juegos de cartas hasta los filosóficos, que tienen como hilo conductor al abogado Fernando Mello de Sequeira, más conocido por Loton por su parecido con el actor americano Charles Laughton. J.L.R.

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