Viernes Flamencos 2015

Rescoldos para la ilusión

  • Setecientas personas se dan cita en el Alcázar donde la la juventud de Isa Fernández, Juan Lara y Gema Moneo no desentonan y la gitanería de Luis 'El Zambo' marca la pauta.

Los Viernes Flamencos 2015 arrancaron en el patio de San Fernando del Alcázar con bastante público, alrededor de setecientas personas según la organización, y un gran ambiente. Había ganas de escuchar cante al fresco, sin duda el mejor remedio para combatir estos días de calor asfixiante que nos han acompañado.

La noche no defraudó y aunque tuvo momentos, sí que asistimos a una primera jornada que cumplió con creces las expectativas, pues del primero al último, cada uno a su manera y con sus armas, defendieron su repertorio sobre el escenario. Posiblemente faltó algo más de calidad, pero en líneas generales todo portaron con seriedad su propia bandera, que ya es decir.

Con puntualidad británica apareció por el escenario Isa Fernández, la artista novel de la noche. Cuidando al máximo su vestuario e imagen, esta joven jerezana pronto evidenció que su garganta es pura vida. Acompañada a la perfección por José Manuel Delgado a la guitarra, comenzó por tientos-tangos para continuar por alegrías, en las que dejó patente que había trabajado su actuación de principio a fin, y culminar su actuación por bulerías.

Condiciones tiene, voz también, aunque quizás, al menos por lo que vimos el viernes, su guión cantaor se aproxima más a esos artistas contemporáneos (llámese Niña Pastori o India Martínez) que parecen haberlos marcado y que se alejan un poco de los cánones clásicos o de la tierra. Estructuró bien su puesta de largo, si bien es verdad que nos quedamos con ganas de escucharla por cantes más serios.

De seguido, otro novel, pero que crece y crece conforme pasan los meses. De apellido Lara, de nombre Juan. Con claro sello 'plazueleño', el jerezano, guiado por la flamenquísima guitarra de José Ignacio Franco, era consciente de lo que se jugaba, por eso salió a puerta gayola, no se guardó nada para el final y desde el primer instante fue al grano. Con los nervios propios de una persona que aún no acumula un gran currículo, su discurso cantaor, por contra, tiene una raíz más clara, se cimenta en nombres como Manuel Moneo, El Torta y Agujetas, aunque también se percibe en su acervo un cierto aire mairenero.

Sea como fuere, lo importante es que aún hay jóvenes que creen en lo clásico, en el cante tradicional, y eso es de alabar. Se arrancó por soleá, dedicándosela a su padre, y, como en las seguiriyas, dio buena muestra de un amplio abanico de estilos. Pero sin lugar a dudas, con lo que se ganó al público fue con la tanda de fandangos que ofreció al respetable, en los que las influencias 'agujeteras' y 'tortistas' asomaron constantemente. Sin embargo, cuando lo tenía todo para llevarse las dos orejas pinchó con la espada, pues por bulerías se le vio excesivamente nervioso y acelerado.

Evidentemente a Juan Lara le queda aún mucho camino que recorrer, pero entre los defectos o las imprecisiones de un cantaor que está empezando, encontramos virtudes y buenas, de ahí que de seguir el camino llegará a la meta anhelada.

El baile fue cosa de Gema Moneo, otro joven producto de la tierra que se ha ido puliendo lejos de Jerez. Quizás ahí esté el secreto de su crecimiento, en esa mentalidad de mejorar al contacto con otras perspectivas, con otras maneras de concebir el flamenco. El resultado es una bailaora que sabe pararse cuando la ocasión lo requiere, pero que también rebosa fuerza y sobre todo técnica si hace falta.

Ese revuelo que levanta por donde pisa fue con el que se ganó al público del Alcázar, entre el que hay mucho 'guiri', pero también grandes aficionados. Para ello, se apoyó en un único baile (otra de las novedades de este formato de los Viernes, pues los bailaores, al contrario que antaño, sólo hacen un palo), pero sobre todo en un atrás de 'Champions', pues El Quini y Juanillorro, dan para mucho cuando acaparan el protagonismo.

El último en aparecer fue Luis 'El Zambo'. Su gitanería impregnó rápidamente el ambiente al meterse por tonás, aperitivo de una actuación muy completa. Con la voz más clara que otras veces y muchísima fuerza, el Zambo aleccionó al público con esa bulería pa escuchá que tan bien ejecuta. 'Olé tú, Luis', se oyó mientras los relámpagos se apoderaban de la noche jerezana.

Una ronda de fandangos, acordándose del Gloria, y seguiriyas, donde la soberbia guitarra de Miguel Salado levantó de sus asientos a la gente, dieron continuación a su aparición, que se saldó, como mandan los cánones, por bulerías. Da gusto escuchar al Zambo, es esencia pura del cante de Jerez y de cómo se cantaba en Santiago, siempre con un acompañamiento guitarrístico perfecto.

Aunque muchos piensan que el fin de fiesta es una práctica obsoleta en estos tiempos, el de este primer Viernes dejó un momento para el recuerdo, la pataíta por bulerías de la pequeña Rocío Carrasco, un ejemplo manifiesto de aquel espectáculo que abanderaba Manuel Morao, 'La tierra lleva el compás'. Y es que Jerez sigue generando su propio ADN...

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