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Supremo movimiento expresionista

Supremo movimiento expresionista

Supremo movimiento expresionista

Fueél mismo uno de los responsables de que el viejo Molino de Mareas de El Caño recobrara la espléndida vida de que goza actualmente convertido en un bellísimo espacio y recuperada gran parte de su bella historia y de su especialísima arquitectura industrial. Basilio Iglesias es jerezano de nacimiento, arquitecto de profesión, diseñador de proyectos urbanísticos, edificación y de interiores y, asimismo, pintor de vocación, de mucha vocación e infinita afición. Ahora cuelga sus cuadros en las paredes a las que él supo dotar de nueva identidad convirtiéndolas en un restaurante de suma importancia.

Hasta el momento, uno de los aspectos más destacables de la programación expositiva de A Poniente es que los artistas que allí han mostrado sus obras se han adaptado al espacio y a la particularidad de lo que es el propio establecimiento y sus circunstancias, tanto físicas como geográficas y de las propias situaciones del entorno donde se encuentra. Las obras que allí se muestran están creadas específicamente para ese espacio. Así nos hemos encontrado con el mito en la obra de Rebeca Cirujano, con el espléndido material que sirve para ser manipulado y ofrecido en el restaurante que Pepe Baena dejó con su singular planteamiento representativo y, ahora, Basilio Iglesias nos conduce por una obra, mucho más amplia en cuanto a concepto pero estrechamente vinculada a muchas de las realidades que se dan en la provincia de Cádiz. Así, nos hace transitar por las Carreras de Caballos de Sanlúcar, ante los pescados de las costas gaditanas, los atunes de Barbate y Zahara, por el polo de Sotogrande, por la figura excelsa del toro bravo, siempre, tan cercana... y todo planteado desde el gesto poderoso de una pintura que potencia la realidad y se adentra por ese expresionismo figurativo que acentúa los contornos de lo concreto y los hace infinitamente más poderosos y determinantes.

BASILIO IGLESIASMolino de Mareas El CañoEL PUERTO

La exposición nos pone en la sintonía de una pintura absolutamente expresionista, con la emoción que produce esa pincelada que impone su potestad más definitoria, con el gesto formal marcando el camino representativo, con la materia plástica dejando que desarrolle su rasgos más pasionales y con la figuración acentuando sus perfiles representativos hasta desembocar en las formas inquietantes de la expresión, esas que potencian hasta el infinito las líneas ilustrativas de lo real.

La pintura expresionista habitual manifiesta de forma contundente la pasión creativa de su autor. En cada pincelada se adivina la intensidad emocional del artista, su poder estructural está marcado por un claro sentido de la emotividad; todo queda reflejado a la forma que aparece exultante, al gesto pictórico que se expande valiente y sin concesiones, a los campos constitutivos que se valen de cualquier elemento que pueda reforzar esa amplia dimensión matérica que extrema el desenlace representativo. Basilio Iglesias nos sitúa en los poderosos registros de ese expresionismo riguroso donde todo queda supeditado a la fuerza de los elementos constituyentes para generar la más absoluta potencia en la ilustración de un argumento que aparece poderoso y extremo para desarrollar hasta sus límites máximos la realidad absoluta del movimiento.

El pintor jerezano, afincado en El Puerto, nos ofrece el testimonio fiel de la gran pintura expresionista y lo hace con sutiles elementos cercanos, distribuidos por los soportes con una gran economía de medios pictóricos - mínimos pigmentos y algún elemento paraartístico como es la arena - y una exuberante, pasional y determinante fuerza expresiva. Estamos ante toda una lección de pintura expresionista, esa que acentúa los contornos de lo real, magnifica la definición de sus posiciones concretas y, en sus obras, nos hace sentir el valor supremo del movimiento.

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