La otra mirada

Surmas, el tiempo detenido

 “África te rompe el corazón pero te engrandece el alma”. Quizás esta frase resuma en pocas palabras las razones por las que la fotógrafa onubense residente en Granada, Alicia Núñez, siente verdadera atracción hacia el continente africano, cuyos territorios más escondidos ha recorrido en infinidad de ocasiones a la búsqueda de tribus ancestrales en las que el tiempo se detuvo hace miles de años. Como es el caso de los Surmas, en el sur de Etiopía.

Resulta difícil de entender las razones que llevan a una mujer europea a adentrarse, a través de miles de kilómetros de carriles de tierra, en el África más recóndita y profunda. Y durante un mes adaptarse a sus costumbres y a sus formas de vida, hasta conseguir mimetizarse y pasar desapercibida con una cámara de fotos en las manos.

Si tienen la oportunidad de pasearse por la Sala de Unicaja en Cádiz hasta el próximo 22 de febrero, probablemente encontrarán respuestas a las cuestiones que más arriba planteo.

Las tres salas que componen la exposición son un estallido de color, un damero de sensaciones producidas por las más de cien fotografías que cubren como un tapiz sus paredes. Ritos jerárquicos ancestrales de supervivencia, atávicas tradiciones que deforman los rostros y los cuerpos de las mujeres para garantizar su seguridad, espectaculares pinturas corporales de celebración o para mimetizarse con la naturaleza, impresionantes rostros y miradas, pero sobre todo vida... Vida a borbotones, eso es África y eso son las fotografías de Alicia Núñez. Borbotones de vida y de color, borbotones de color con alma, con el alma de África.

Alicia, lejos de reflejar las razones por las que África rompe el corazón, nos muestra el África que engrandece el alma, el África de la inocencia, de la dignidad, de la pureza, del orgullo, el África... de la vida.

Alicia elabora un compendio de enorme valor documental, pero a la vez nos regala imágenes, retratos fundamentalmente, de una plasticidad absolutamente singular y propia. Propia de las personas que utilizan una cámara para algo más que mirar por el visor, para fundirse con la persona que tiene delante de sí, para captar con absoluto respeto otras formas de vida y otras vidas.

Alicia utiliza la cámara para comunicarse y comunicar, para sentir y hacernos sentir. Para, lejos del tópico de detener el tiempo, echarlo a andar, en un lugar como África, donde el tiempo se detuvo hace miles de años. 

Sobran las palabras. Disfruten las imágenes. No se la pierdan.

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