El guionista frente al director, o lo que es lo mismo, el melodrama familiar de secretos, mentiras y revelaciones frente a la contención para que ese material inflamable no prenda y se desborde. La nueva película del director de El extraño o Welcome aborda el descubrimiento de la identidad de un padre separado con hijo a partir de la novela de Jean-Paul Dubois, un descubrimiento que implica un viaje a Canadá y el paulatino desvelamiento de la verdad oculta sobre su origen y sus verdaderos vínculos familiares.
El hijo de Jean busca situar al espectador en la misma posición de pesquisa y observación de su protagonista, aunque para ello le/nos ponga algunas trampas en el camino y juegue al despiste (romántico) y los sobresaltos (especialmente en las escenas con los supuestos hermanos, muy pasadas de rosca). Lioret se debate así entre la dosificación de la información y la creación de un clima emocional, entre el tiempo y los detalles del contacto con la nueva realidad y esa corriente subterránea sobre el sentimiento de orfandad y la necesidad de reconciliación paternofilial que articulan la mirada y los movimientos de Jean, interpretado con una elocuente sobriedad por Pierre Deladonchamps.
Contar más sería traicionar el desarrollo de la trama y sus sorpresas (o no tanto). Precisaremos, eso sí, que en esa dialéctica de tensión entre lo sobreescrito y lo filmado, entre lo explicado y lo sugerido, ganan finalmente la batalla la sutileza y la contención.
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