Literatura

Vuelve 'El hombre que nos acompaña'

  • Tierra de Nadie reedita esta primera obra de José Ruiz Mata, agotada desde hace años

José Ruiz Mata.

José Ruiz Mata. / Manuel Aranda (Jerez)

'El hombre que nos acompaña' ha vuelto. En 1993, la editorial Calambur publicó esta novela de José Ruiz Mata, agotada desde hace años. Ahora, Tierra de Nadie ha decidido reeditarla con un nuevo formato y portada.

La acción de esta novela transcurre en Jerez, en el barrio de San Miguel, con su eje central en la calle Ramón de Cala, en la década de los años 50 del pasado siglo. Calle donde nació el autor y vivió su infancia y adolescencia.

Se puede considerar una novela coral desde la perspectiva de que va desgranando la vida cotidiana de algunos de los habitantes de este barrio, con sus ilusiones y problemas, con la llegada de gentes que huyen de la miseria del campo, con la emigración como un intento de acceder a una vida más digna, con el eco de la aún reciente guerra civil.

La narración tiene notas de humor, de flamenco, de misterio, donde afloran las emociones de unas personas que aparentan no tener nada relevante que contar, pero para quienes la vida misma ya es una aventura.

Aún siendo un relato en primera persona, narrado por un personaje, supuestamente el autor cuando era niño, tiene la particularidad de que este protagonista nunca participa en la acción, llegando a veces a tener dotes de omnisciencia y omnipresencia. Este hecho le da una frescura que difícilmente se podría alcanzar de otra manera.

A lo largo de la lectura nos encontramos con historias que terminan, otras, en cambio, se quedan en un insinuante suspenso que permite al lector una participación en los desenlaces, practicar una imaginación colaboradora.

El eje central de la novela es un herbolario que cuida tanto de la salud como de la armonía social del barrio. Su hija le hace una cruel propuesta que tendrá que zanjar, y cuya resolución será el colofón de la trama. Este personaje, junto a un curandero, da pie para profundizar en las múltiples formas del poder, en cómo el pueblo necesita de un adalid que lo guíe, al que le otorga poderes y le tolera ciertas veleidades a cambio de su protección. Un poder paternalista y ancestral que permite seguir viviendo sin necesidad de enfrentarse a difíciles decisiones o a luchar por unos derechos. Una especie de dios que, como Abraxas, lo es del bien, pero también del mal.

La prosa es fluida y amena, salpicada de giros idiomáticos propios de Jerez. El realismo de las situaciones que presenta esta novela invita al lector a sumergirse en la lectura como si de su propia vida se tratase.

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