Cultura

La buena pintura de paisaje

PUEDE que sea el paisaje la vía artística donde la pintura figurativa ha encontrado mayor acomodo, mayor diversidad y mayor desarrollo estético. El paisaje ha constituido a lo largo de la Historia del Arte uno de los grandes episodios representativos con más fieles seguidores y de más edificantes resultados. En la actualidad, con la creación desencadenando infinitas propuestas, los planteamientos artísticos totalmente abiertos y la realidad pictórica atravesando circunstancias poco favorables, no es fácil encontrarse con artistas arriesgados que encuentren en el paisaje claros senderos por donde circular con bagajes llenos de entusiasmo hacia una pintura ilustradora de una naturaleza, susceptible de ser captada desde infinitos puntos de vista y con los máximos criterios y postulados creativos.

La exposición que se presenta en la planta alta del Museo de Alcalá de Guadaira nos ofrece esa diversidad constitutiva que plantea la nueva pintura de paisaje, con jóvenes artistas que han dejado de ser potenciales figuras emergentes para acceder a estamentos determinantes de un arte al que ellos ofrecen calidad, ilusión, carácter y modernidad dentro de su clasicismo estructural.

La muestra nos presenta el trabajo paisajístico de ocho jóvenes con varias cosas en común que los unifica y los pone en una misma sintonía artística. Son exalumnos de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla, algo que imprime carácter - para bien y para mal -; poseen un absoluto y determinante dominio técnico y unos criterios formales acertados que los capacitan para afrontar adecuadamente cualquier situación; mantienen unas carreras paralelas donde se le da culto a una pintura figurativa abierta y sin resabios epidérmicos por excesivamente virtuosistas; forman parte de una generación joven que está aportando muchas cosas y tienen, todavía, muchas cosas que ofrecer; además casi todos ellos han obtenido importantes reconocimientos en forma de premios y becas de gran significación dentro del contexto general del arte más inmediato. También, para nuestra área de influencia, la exposición de los NUEVOS PAISAJISTAS ofrece un atractivo añadido, al encontrarse presentes cuatro artista de la zona, tres jerezanos - Rocío Cano, Eduardo Millán e Ignacio Estudillo - y un pintor de Villamartín, José Carlos Naranjo; artistas que junto a Jorge Gallego, Antonio Barahona Virginia Bersabé y Naranjo Ferrari, conforman un catálogo especialmente atractivo y lleno de enjundia paisajística.

La pintura que se nos ofrece en la población sevillana nos conduce por una representación muy bien configurada, con los estamentos de la ilustración acertadamente acondicionados en fondo forma, donde los artistas, cada uno con su ideario estético, se adecuan a las necesidades de una figuración paisajística llena de determinación pictórica y de sabios argumentos compositivos.

Desde la poderosa pincelada de Rocío Cano hasta las exactitudes formales de Jorge Gallego, pasando por la yuxtaposición de conceptos de Nacho Estudillo, la sabia estructuración de José Carlos Naranjo, la muy buena disolución de los límites de lo concreto que realiza Virginia Bersabé, la estricta plasmación de lo inmediato de Antonio Barahona, el bello y acertado desarrollo de los horizontes - sobre todo cuando las aguas ocupan parte de lo representado - de Naranjo Ferrari y el dominio absoluto de los espacios, las luces y las perspectivas de Eduardo Millán.

Estamos, pues, ante un momento único para acercarnos a la amplia y variada pintura de paisaje, esa que los buenos artistas de siempre han sabido encontrar y plasmar sus más acertadas coordenadas. Ahora, con la pintura no pasando una situación demasiado bonancible, una serie de muy buenos paisajistas andaluces nos plantean lo mejor de una tendencia a la que ellos siguen dando suma trascendencia.

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