Danza

De lo bueno, lo mejor

  • El jerezano Manuel Garrido accede al prestigioso ballet de la Scala de Milán. Su próximo objetivo es ser el bailarín principal de la compañía.

Hace seis años, en estas mismas páginas, el jerezano Manuel Garrido hablaba de metas. Las tenía muy claras: ser el bailarín principal de una gran compañía. Hoy, el objetivo se mantiene y cada vez está más cerca. Quiere ser de lo bueno, lo mejor. Ya entonces superó las pruebas de la prestigiosa The Royal Ballet School de Londres, que finalmente tuvo que rechazar ya que por motivos profesionales toda su familia debió empezar una nueva vida en Quito. "Han pasado tantas cosas hasta hoy que no me imaginaba que iban a suceder. He viajado tanto...". Tras estar un año en Ecuador, entró durante un curso en The School of American Ballet, de la que se trasladó a la Canada's National Ballet School, donde concluyó el Bachillerato y Ballet. "Son colegios muy caros y en Nueva York no tuve ninguna beca, así que audicioné a otra escuela, la de Canadá, en la que sí recibí ayuda para los dos años. Fue una experiencia maravillosa. La gente es muy abierta culturalmente, aunque hace mucho frío (ríe). Aprendí bastante".

Tras la graduación, el siguiente destino fue el Vaganova Ballet Academy de San Petersburgo, un año. La escuela más antigua de Rusia, con un método clásico muy estricto, donde escogen a los estudiantes primero por el físico y luego por el talento. "Yo no me lo creía. Todo el mundo sueña con entrar ahí. También viví allí millones de cosas, buenas y malas... Y siempre lo digo, la vida es una balanza entre lo bueno y lo malo, y lo malo siempre va a estar. Hay que adaptarse a las situaciones y seguir adelante con las cosas malas que te ocurran en la vida y hacer de ello algo positivo", cuenta el jerezano. Una estancia de la que aprendió mucho del método, así como de los profesores. Hizo espectáculos con la escuela, incluso uno de ellos fue en el Ermitage.

Después empezó a trabajar en una compañía de Praga, que no le motivaba demasiado "porque yo siempre busco más, lo mejor, superar mis retos. Fue un tránsito. Mi objetivo es estar en una compañía grande, aunque lo más importante es que te inspire, te motive para bailar. No estar por el nombre, su director o el dinero... Decidí escoger entre varios destinos para audicionar, ya que económicamente no puedes ir a todos. Hice la del Royal Ballet, la del Staatsballett de Berlín y la de la Scala de Milán", en cuya compañía entró finalmente. A las dos semanas de llegar viajó con 'Giselle' a China, luego a París con 'El lago de los cisnes'... "Cuando me vi en la lista de elegidos, no me lo podía creer. Éramos 10 los escogidos de unos 70 aspirantes. Yo era el único internacional, único español, andaluz y jerezano (ríe). Llevo en la compañía desde agosto, como adjunto, que es como se entra al principio. Aquí estoy más motivado, hay mucho nivel y saco de mí lo máximo para mejorar y ser mejor bailarín. No me quiero ir de aquí. Ahora debo avanzar hasta llegar a ser principal. Le veo mucho futuro porque es una compañía poderosa y me gusta mucho el repertorio. Me he enamorado de la compañía y del Teatro en general".

Manuel Garrido, el tercero de cuatro hermanos, comenzó las clases de ballet en la jerezana Escuela de Música y Danza 'Belén Fernández' a los 11 años, aunque ya a los 8 se aficionó a la gimnasia rítmica. "Belén ha sido mi principio, la base. Gracias a ella he descubierto el mundo de la danza, el amor el trabajo, la motivación, el porqué de las cosas... Belén te enseña la vida". También tiene palabras de agradecimiento para sus padres, Francisco y María Dolores, "que han sido el soporte más grande que he tenido. Sin ellos todo hubiera sido imposible. Y, por supuesto, a mi abuela, Manuela, a quien también le gusta bailar de todo". Hay que destacar que a lo largo de 2017, Manuel quiere publicar un libro en el que contará todas estas vivencias. Ya ha escrito dos capítulos.

El bailarín habla también de España, de la danza, de la cultura... "Y el problema es que la gente aquí no va al teatro. Fuera se valora el arte mucho más. Aquí hay mucho talento pero no se aprecia. Yo, por ahora, prefiero seguir bailando en el extranjero". ¿Y el futuro? "Soy abierto. La danza no lo es todo, también está lo personal. Pensaría en ser coreógrafo, o en dirigir una compañía... No sé, por ahora mi objetivo es ser principal, y si no lo consigo, estaría contento si finalmente he sido feliz en la vida".

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