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Las cotas de un paisaje nuevo

Las cotas de un paisaje nuevo

Las cotas de un paisaje nuevo

E s tremendamente esperanzador encontrarnos con exposiciones como esta que se presenta en el que es consulado de Argentina en Cádiz. En primer lugar porque una sala como la de Rivadavia acoge la obra de un artista nuevo y apuesta por aquellos que tienen mucho que decir - lo que no es habitual en momentos como los actuales en los que se acostumbra a poner un mayor énfasis expositivo sólo en los valores consagrados y seguros -; importancia que se refleja, así mismo, en lo realizado por la Diputación de Cádiz - la labor de Eduardo Rodríguez, en este sentido, está por encima de todo y de todos - y su apoyo a los artistas gaditanos. Y, por último, lo es porque nos va a servir para encontrarnos con Eduardo Query, un artista joven, nacido en Chipiona, que se nos aparece como un valor al que se debe tener en cuenta.

Es por lo que tenemos que empezar diciendo que ha sido todo un descubrimiento este artista que, aporta mucha frescura a un ambiente artístico con pocos asuntos excesivamente ilusionantes. Un artista preparado, consciente de la realidad artística actual, con una solvencia creativa manifiesta y un conocimiento de las estructuras plásticas modernas. La exposición en la sala Rivadavia nos hace transitar por un paisaje mediato, que sólo ilustra las concreciones justas pero sí delimita estancias y posiciones reconocibles que han sido determinantes en la existencia del artista.

EDUARDO QUERYSala RivadaviaCÁDIZ

El paisaje es uno de los géneros artísticos con más larga historia de todos cuantos componen el amplio espectro de la pintura. La representación de los espacios naturales y urbanos han atraído la atención de los pintores de todos los tiempos; también de Eduardo Query, que nos suscribe un paisaje que ha quedado impreso en los recovecos de su alma y que contiene sus vivencias personales, esas que recogen los lugares transitados a lo largo de su vida y que suponen rastros de una existencia que han dejado esquemas desvaídos pero de una poderosa intensidad emocional.

La pintura del artista de Chipiona nos presenta una colección importante de personalísimos paisajes que se abstraen de lo habitual y nos sitúan - nunca mejor dicho - en unos parajes con mínimas situaciones naturales y escuetos desarrollos urbanísticos pero gran profusión de escalas, coordenadas, delimitaciones de espacios, mapas, rutas de carreteras que se yuxtaponen hasta conformar una especie de estratificación de posiciones presentidas que posibilitan un gran poder visual y unos profundos estados de absoluta emotividad. Plásticamente, Eduardo Query se vale de todo tipo de circunstancias estéticas, impresiones digitales, mapas fuera de contextos geográficos, imágenes que centran el espacio real, manchas de contundente gestualidad, líneas cartográficas y, sobre todo, el potencial formal que impone un soporte determinante en el conjunto de la obra, que delimita la representación y a la vez le da una fuerza plástica de gran contundencia.

Estamos, pues, en una exposición sobre paisaje, diferente, atractiva, apasionante y llena de sentido artístico. Se trata de una propuesta que abre muchas perspectivas y que deja en suspenso el hilo argumental del paisaje tradicional para afrontar una nueva realidad artística que, sobre todo, no deja indiferente.

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