Nacho Duato se encuentra en Oslo. Allí estrena mañana tres coreografías y le dedicarán siete espectáculos dentro del ciclo Maestros de la Danza. Por eso no podrá estar hoy y mañana en el FIT, en la presentación del espectáculo que propone la Compañía Nacional de Danza, que él dirige, y en el que interpretará tres piezas suyas. Por teléfono cuenta que siente mucho no poder estar en Cádiz.

–Las piezas que presenta en el FIT la Compañía Nacional de Danza son muy diferentes entre sí y fueron creadas en distintos momentos, ¿por qué esta combinación para este espectáculo?

–Siempre llevamos distintas piezas cuando hacemos gira, dependiendo de los teatros a los que vamos. El Teatro Falla no es muy grande y no podemos llevar piezas con mucho decorado ni con muchos bailarines. Entonces, son piezas que se pueden acoplar bien en este escenario.

–¿En qué consiste cada pieza?

–Gnawa es un ballet con música del norte de África y está dedicado al desierto y a las gentes del Magreb. Cobalto es una coreografía con música creada por dos compositores catalanes por encargo mío, y el vestuario es del Lidia Delgado, el decorado es mío y, bueno, es un ballet que reflexiona sobre los sueños y el mundo erótico. Kol Nidre es un collage con música de cuatro compositores, pero el compositor central es un americano judío que se llama Michael Zorn. Y Kol Nidre es el nombre de una de sus composiciones. Es una oración judía que rezan una vez al año para pedir perdón y para reflexionar. Yo me inspiré en los niños en la guerra y, sobre todo, en el conflicto de Gaza y Jerusalén para hacer este ballet.

–¿Es difícil expresar con movimiento esos sentimientos o esos conceptos?

–Eso es la coreografía y por eso me dedico a esto, porque quiero transmitir lo que yo siento a través de la danza y compartirlo con el público y con mis bailarines.

–Usted le da mucha importancia a la música, ¿no es así?

–Sí, es muy importante para mí. Mi primera fuente de inspiración casi siempre suele ser la música.

–Ahora va a hacer 20 años al frente de la compañía. ¿Qué balance hace de todo este tiempo?

–En junio del año que viene se cumple el 20 aniversario. Cuando yo llegué, era una compañía que no conocía nadie y se ha convertido en una de las más importantes del mundo, que gira por los mejores teatros de todo el mundo. Ahora nos vamos a Sudamérica, a Buenos Aires, Chile y Uruguay. Luego tenemos una gira por Estados Unidos, pasaremos por Los Ángeles, San Francisco, Filadelfia, Boston, Washington. De ahí vamos a Canadá, estaremos en Otawa y Montreal. Al final del año estamos en Rusia, bailaremos dos semanas en el Teatro Bolshoi. Y eso hace 20 años no se lo podía imaginar nadie.

–Ha actuado y presentado coreografías por todo el mundo. ¿Se imaginaba esto cuando empezó?

–Uno empieza a bailar porque le gusta bailar y más tarde me dediqué a la coreografía, y ya llevo casi 25 años y hay más de cien compañías por todo el mundo que bailan mis ballets. Habrá más de 150 ballets míos bailándose en todo el mundo. No creo que haya un día que pase sin que se baile algún ballet mío en alguna compañía de algún sitio del mundo.

–¿Cree que en España la danza se valora menos que en otros países?

–Pues sí. Hay menos tradición, menos apoyo y se valora menos. Desgraciadamente es así. Le dan más importancia a la música, a la ópera, al cine, al teatro. Y es bastante frustrante porque esta es una de las compañías mejores que hay en el mundo y sin embargo en España parece que tenemos que pedir perdón por el éxito que tenemos.

–¿Seguirá en este mundo hasta que el cuerpo aguante?

–Bueno, el cuerpo ya no aguanta mucho, por eso cada vez bailo menos. Pero más que hasta que el cuerpo aguante, mientras que mis bailarines me sigan inspirando, al público le siga gustando lo que hago y siga llenando teatros, pues seguiré haciendo coreografías