leonardo padura. novelista

"Un autor con mi edad tiene que detectar si escribe mierda y aprender a corregirlo"

  • El autor cubano hace una exhaustiva radiografía de su país a través de los ojos y los oídos del detective Mario Conde en su nuevo libro, titulado 'La transparencia del tiempo'

La estrella de la novela negra cubana posa antes de la presentación de su nueva novela en Granada.

La estrella de la novela negra cubana posa antes de la presentación de su nueva novela en Granada. / álex cámara

-La novela arranca con el detective Mario Conde lamentándose por cumplir 60 años, uno menos que usted. ¿Cuál es el mayor miedo de un escritor a su edad?

-Creo que los escritores tenemos los mismos miedos que el resto de las personas (ríe). La vejez es un estado que puede ser muy terrible y muy feo. Es una etapa definitivamente fea. La juventud es tan bella. Uno tiene tanta capacidad de sueños, espacio para creer y tiempo para crear... Es una maravilla. Cuando uno va llegando a una determinada edad piensa las cosas dos o tres veces, y muchas veces hay personas que se vuelven muy conservadoras. En el caso de un escritor, creo que el gran temor es que en algún momento no le funcione ese elemento tan importante que Hemingway llamó "el detector innato de mierda". Uno tiene que saber, cuando llega a una determinada edad, si lo que empieza a escribir es mierda y tener la capacidad de detenerse y revisarse. En la juventud, uno es más arriesgado, y con los años tienes que tener la misma capacidad de riesgo y el mismo espíritu autocrítico. Eso si eres un escritor verdad.

-¿Mientras escribía La transparencia del tiempo hubo momentos en los que se autocensuró, ahora que, por lo menos en España, los artistas tienen que pasar de puntillas para que no los multen?

-Creo que sí. Uno siempre puede tener cierto miedo a que lo que escribe pueda provocar alguna reacción, pero si piensas en eso mejor deja de escribir. La escritura es riesgo en todos los sentidos. En el primer sentido, es un riesgo estético. A partir de éste, uno mira el contenido y las coyunturas que existen, pero eso no puede o no debe detenerte como escritor. Yo a veces soy políticamente incorrecto en muchos sentidos, pero es mi manera de ver el mundo, de escribir.

-Me habla de una cuestión estética. ¿No le parece valiente que en sus libros no deje de lado el habla popular cubana?

-Hoy mismo hablaba con mi traductora al francés sobre esto. Ella tenía algunas dudas de cómo traducir determinadas expresiones muy cubanas que utiliza el narrador y algunos personajes. Una realidad tan peculiar como la que vivimos en Cuba ha creado una expresión muy peculiar, ya sea cultural, histórica. Es mi forma de expresión. Yo siempre digo que escribo en cubano, y mis personajes hablan en lenguaje habanero porque es el medio en el que yo me expreso.

-¿Se imagina que se instalara una especie de dictadura del lenguaje impuesta a nivel nacional o internacional?

-No me lo imagino porque sería un absoluto disparate. Creo que la riqueza de una lengua como la española reside en su diversidad y su unidad. Todos los iberoamericanos nos entendemos perfectamente. En Brasil y en Portugal es muy frecuente que las traducciones literarias sean diferentes. Se han separado tanto las dos modalidades del portugués que necesitan dos traducciones. ¿Tú te imaginas que haya que traducir al castellano un autor argentino, mexicano o cubano?

-¿Sería algo antinatural, no?

-Justamente en esa capacidad de entendernos todos en una lengua común, con unas normas lingüística propias de cada región o país, radica la enorme riqueza y vitalidad de la lengua castellana.

-Sí, es un idioma muy vivo.

-Exactamente.

-"Conde sabía mucho de los ocultamientos y de las presiones que había debido resistir tanta gente para poder vivir en una sociedad empecinada en regir todos los comportamientos éticos, políticos y sociales, y en reprimir, con rigor y hasta con saña, cualquier manifestación de diferencia", leo en La transparencia del tiempo. ¿Esto ha cambiado en los últimos años en Cuba?

-Afortunadamente ha cambiado bastante, pero no todo lo que debería. En una sociedad socialista, que se reconoce como democrática y respetuosa con la libertad de los individuos, no debería haber ninguna traba a las expresiones de la libertad individual de las personas. Sin olvidar ese contrato social que es la convivencia y la ley. Durante muchos años, manifestaciones de carácter sexual, religioso, social y político han sido marginadas en Cuba. Todavía hoy no existe una total posibilidad de una expresión ausente de prejuicios de cualquier fenómeno que ataña a los individuos de Cuba.

-¿La homosexualidad ya no es un tabú en su país? En Rusia ni se pueden dar la mano...

-Creo que ya no. La percepción que se tiene de la homosexualidad es diferente ahora. Y también en el terreno de la religión.

-Sus novelas con Conde como protagonista actúan como un espejo que refleja de manera fiel lo que se vive en el país cubano desde hace 25 años, además de utilizarlo como escenario. ¿Le interesan los libros donde no se habla de la gente corriente y sus problemas?

-Cualquier mirada sobre la sociedad, la condición humana y los conflictos de las personas son factibles de ser materia de literatura. Hay escritores que se mueven en unos circuitos, en unas preocupaciones, más elitistas. Luego hay otros a los que les gusta meter los pies, las manos y hasta todo el cuerpo en los conflictos de una sociedad. Tanto unos como otros tienen el derecho a poder expresar esa vocación. En mi caso, a mí me interesa escribir sobre el mundo en el que vivo, sobre la historia que he vivido, y sobre la historia del pasado para entender el presente.

-¿Ahí reside uno de los principales atractivos del género, que señala como nadie las vergüenzas de la sociedad en la que vivimos?

-La novela negra es una modalidad literaria muy generosa. Te permite cualquier mirada sobre la sociedad. Hay escritores que la utilizan como un simple entretenimiento, y hay otros como yo que la utilizamos como una manera de indagar en la sociedad. Cuando entras en la sociedad desde la mirada de la violencia, el crimen y el miedo, generalmente, ves los lados más oscuros de la sociedad. Yo quiero mostrar la realidad cubana que no es para nada complaciente, pero que existe. En mis novelas yo no alcanzo la verdad absoluta, pero de lo que si estoy convencido es que no digo ninguna mentira de lo que ha sido la vida cubana en los últimos años.

-Parte de la novela se ambienta en Cataluña. ¿Qué opina de los nacionalismos?

-Los nacionalismos cerrados son la negación de lo que somos como individuos. Venimos del Caribe, del Mediterráneo.

-¿Cómo se explica el auge de partidos de ultraderecha en Europa?

-Es el resultado de muchas manipulaciones que parten del miedo a la pobreza económica y el miedo a lo diferente.

-¿El capitalismo está haciendo estragos?

-Yo creo que sí. Detrás de esta ideas de carácter populista lo que hay son grandes intereses económicos.

-¿Qué opinaría el inspector Conde sobre la llegada al poder de Trump?

-Eso te lo cuento en la próxima novela (ríe). La estoy escribiendo. Trump es uno de los síntomas de la decadencia de una forma de pensar y de relacionarse en el mundo, y un reflejo de la decadencia del pensamiento político actual.

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