Diario de las artes

Gente ilustre, personas entrañables

Retrato de Joaquín del Valle, obra de Juan Sánchez Padilla

Retrato de Joaquín del Valle, obra de Juan Sánchez Padilla

HACE unos años, quiero recordar que en la Sala del Ateneo de Jerez, se presentaba una exposición de Juan Sánchez Padilla, un autor prácticamente desconocido en los ambientes artísticos, que se confesaba muy amante de la pintura y solamente un buen aficionado. Tras aquella aplastante humildad, se descubría un pintor que, aun advirtiéndose ciertos mínimos desajustes técnicos, ofertaba una figuración bien planteada con acertados planteamientos formales, una línea dibujística bien sustentada y un dominio de la representación. Ante lo que, allí, se exponía, pudimos comprobar y, posteriormente, lo escribimos en las páginas de este periódico, que se trataba más que un trabajador, pintor sólo de horas libres. Es más, se podría decir que era un autor que sabía bien lo que hacía y que, incluso, mantenía una posición artística tan bien acondicionada como la que pudiera poseer muchos de los que se consideran artistas profesionales.

En esta ocasión, Juan Manuel Sánchez Padilla se muestra, además pintor agradecido. Con una sensibilidad bien manifestada y puesta en evidencia, realiza una serie de retratos a personas que han sido significativas en su vida. El pintor que ha sido un luchador por el bienestar de los demás, que ha puesto su granito de arena para que todos tuvieran su sitio en una sociedad no siempre favorecedora para la inmensa mayoría, ha sido un activo social en la ciudad. Ya, cuando, su vida laboral llegó a su fin, ha pintado a muchos de los que, con él, se han destacado por dar sentido al bien de los demás. Con una solvencia pictórica bien definida, con una ilustración bastante acertada de lo que se representa, con una línea retratística bien posicionada, los representados aparecen con algunos elementos que han sido consustanciales con sus vidas, magnificando la realidad que manifiestan.

La exposición comienza con un retrato de su propia madre y continúa con otros cercanos al propio pintor. El cura de la Asunción Sebastián Rodríguez, José Manuel Trillo, Paco Reinoso, Agustín García Lázaro, Rosalía Bejarano, Sebastián González, Consuelo Díez Domecq, Alfonso Alcántara, José Pérez “El Polila”, Geli Sánchez, Joaquín del Valle… se nos muestran cercanos, como son o como eran y manteniendo esas características de 'gente ilustre' que para el pintor tanto han significado.

De nuevo, Juan Manuel Sánchez Padilla nos muestra que es bastante más que un jubilado que pinta a ratos. Su pintura es valiente, está bien construida y rezuma la verdad de lo que se hace con sentimiento. Lo que se quiere y a quien se quiere siempre refleja lo auténtico. No tiene vuelta de hoja.

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