La belleza intangible

El espacio del flamenco (I)

  • De los proyectos del concurso para la Ciudad del Flamenco, el realizado por los arquitectos japoneses Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa realizaba la mejor implantación del edificio en el solar.

De los proyectos del concurso para la Ciudad del Flamenco, el realizado por los arquitectos japoneses Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa realizaba la mejor implantación del edificio en el solar y fueron ellos quienes mejor entendieron la idiosincrasia de Jerez y también la del flamenco. Proponían que los usos requeridos en el programa (básicamente auditorio, museo, escuela superior, centro de investigación, y documentación, más los espacios comunes a todos ellos) se repartieran en varios edificios cercanos en lugar de construir un solo edificio. Con eso conseguían que la antigua plaza se mantuviera, casi como un espacio público continuo, y solamente en determinadas ocasiones, se acotaría mediante un sistema de cerramientos de cristal que emergerían del suelo. El tiempo restante, es decir, casi siempre, la ciudad del flamenco sería no más que el lugar central de la totalidad del centro histórico que es esencia de la verdadera ciudad del flamenco.

Desechada a estas alturas la posibilidad de llevar adelante el proyecto ganador, Jerez debe esforzarse por encontrar una fórmula que le permita andar en el camino emprendido sin empeñarse en el grandioso e inviable proyecto de Herzog y de Meuron. Sin embargo, los millones de euros enterrados tanto en el solar como en la cuenta corriente de los arquitectos suizos, no deben olvidarse y, por ende, habrá que tratar de rentabilizarlos de algún modo en el propio lugar. Esta estrategia de no perder el rumbo emprendido, aunque corrigiéndolo, le hará bien a la ciudad y a su centro histórico. Es quizás el momento de mirar atrás y fijarse en las virtudes de proyectos más certeros, como el mencionado de los arquitectos japoneses.

Hilando con la actualidad de las dificultades de la Fundación Teatro Villamarta y con el propio Festival Internacional de Flamenco que se está celebrando, y con los XX espacios, acertadamente elegidos por el arquitecto Jesús Orúe, es el momento de dar el primer paso para la consolidación de la idea de la Ciudad del Flamenco, que no necesita un edificio deslumbrante sino un equipo de trabajo bien organizado que ponga orden a todo el material disponible: Teatro Villamarta, Fundación Andaluza del Flamenco, Claustros de Santo Domingo, Sala Compañía, la Nave del Aceite, el Alcázar, las bodegas, las peñas, las academias, etc.

En todos estos lugares existen posibilidades que habrá que valorar, dimensionar y adecuar. Todo ello sumado al solar de la plaza Belén cuando se decida qué hacer en él, más esos otros lugares alternativos que pueden surgir de la reflexión sobre esta propuesta, pueden dar lugar a un proyecto de desarrollo económico de uno de los potenciales más importantes con los que se cuenta en Jerez.

Por el momento, como consecuencia de la celebración de la XX edición del festival, hemos descubierto muchos lugares en los que la interacción entre los artistas y el espacio generan espectáculos extraordinariamente atractivos, sensitivos, delicados y reveladores de ese arte que tanto abunda en nuestra tierra. De ello pueden dar fe muchísimos de los extranjeros que estos días pueblan nuestras calles y plazas (y los hoteles, apartamentos turísticos, casas particulares, bares y restaurantes, etc.) y los pocos jerezanos que también han acudido a la llamada de tan importante evento como es el Festival Internacional del Flamenco de Jerez.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios