DIARIO DE LAS ARTES

Felices esquemas de lo más joven

María Plata, junto a sus obras expuestas.

María Plata, junto a sus obras expuestas. / MANUEL ARANDA

MARÍA PLATA. Sala ARTEADIARIO.  Jerez

Su juventud es apabullante; lo mismo que sus ganas de ser artista. Hace unos meses conocí varios proyectos suyos y me parecieron espléndidos, acertados, convincentes y llenos de pasión creativa; además ilustraban una realidad muy bien estructurada desde unos parámetros que respondían a un criterio de una moderna figuración sabiamente planteada.

Después elegimos a María para que decorara uno de aquellos caballos que el gran Vicente Vela ideó para la caseta de feria del Diario. Últimamente ha sido feliz noticia mediática por sus tablas de skate pintadas por ella. Todo ha servido de detonante para que María Plata fuese artista con todos los argumentos para ocupar un espacio en la Sala del DIARIO DE JEREZ, cuya filosofía siempre ha apostado por aquellos artistas jóvenes que estén en posesión de una obra que levantase buenas expectativas.

De esta manera, la joven jerezana entra en el programa expositivo de ARTEADIARIO siendo conscientes de que su pintura marca los postulados de una obra llena de entusiasmos, con los valores creativos dispuestos para que su trabajo ofrezca las máximas características de un pintura abierta, sin exigencias coercitivas y tremendamente joven.

La pintura de María Plata responde a los desenlaces de una ilustración muy correctamente interpretada. Extrae de lo inmediato muchos de sus aspectos más interesantes, aquellos que maximizan lo real, que los aísla de lo más neutro y prosaico, para entresacar de lo vulgar más repetido y menos atractivo, todo aquello que pueda otorgar un mayor sentido a una sociedad que nos presenta, demasiadas veces, muy pocos buenos argumentos.

Además a la joven pintora le interesa narrarnos algunas de las infinitas escenas que ocurren en su universo de joven en ejercicio, ese mundo lleno de feliz activismo, de luces, de música, de festivo jolgorio en un ambiente urbano poblado de hechos divertidos, que marcan esa sociedad actual un poco de espaldas a los serios procesos que nos invaden en este mundo de infinitos contrastes. María Plata relata la realidad de una existencia de la que ella es parte integrante y que conoce y vive de primera mano.

Por eso, huye de muchos de los habituales modos de expresión artísticos. Para su pintura escoge elementos muy cercanos a sus circunstancias personales, a su estamento vital, a ese organigrama creado por una juventud que quiere ser joven y mantenerse al margen de los sombríos hechos de esta realidad social poco amable y desapasionada.

Emplea como soporte para sus obras las tablas de skate, ese monopatín que los más jóvenes utilizan como divertimento, acción deportiva y hasta modo de expresión. Sobre ellas expande su historia urbana, la realidad que conoce, los gestos extremos de esa parte de la sociedad que pretende buscar y, también, encuentra nuevas maneras.

María Plata ofrece un relato feliz, una fresca bocanada de color, un guiño de esperanza hacia una juventud necesitada. Su obra es moderna, en fondo y forma. Nos ilustra aspectos de esa realidad festiva con la que se vive y que, a veces, ni siquiera vemos. Y para completar ese desarrollo estético que desarrolla en las conocidas tablas, la exposición se cierra con una bella decoración sobre un guitarra eléctrica; otro aspecto más de esa joven sociedad a la que ella pertenece y a la que consigue ilustrar con los felices postulados artísticos de un moderno pop que ella hace atractivo y lleno de energía vital.

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