Crítica

El fútbol como metáfora ligera

 A Olivier Dahan hay que agradecerle una muy buena biografía de Edith Piaf (La vie en rose), dos correctos melodramas (La vida prometida y Nuestra canción de amor) y tal vez –ya se verá cómo le sale la cosa– una futura película sobre Grace Kelly interpretada por Nicole Kidman. Por lo que se refiere a Un gran equipo no hay que agradecerle ni que reprocharle nada: la cosa queda en tablas porque se trata de una modesta película que logra sus pocos ambiciosos fines de reinventar la comedia regional francesa injertándola en la comedia deportiva, variante futbolística. 

Un equipo de cómicos franceses da vida a un equipo de fútbol que logra ese sueño nunca cumplido –David contra Goliat, dicen siempre los cronistas deportivos–del club modesto que por azares de la vida y del juego –la grandeza del fútbol, dicen también los cronistas deportivos– roza con la yema de los dedos ganar competiciones que al final siempre pierde –se rompió el sueño, concluyen entonces los cronistas deportivos–. 

Estupendo inicio: en un travelling de pocos minutos a través del túnel de vestuario se nos cuenta el ascenso y caída de un ídolo del fútbol. La acción empieza diez años después. El ídolo caído acepta entrenar un modesto equipo amateur formado por pescadores bretones que deben ganar una competición para salvar la fábrica de conservas de la que vive el pueblo. Él debe estabilizar su vida rota por el fracaso y el alcohol para recuperar el derecho de visitar a su hija. Para ello, además de los semiprofesionales jugadores locales, el ex futbolista ficha a otras viejas glorias vapuleadas por la vida (uno de ellos medio majareta tras fallar un penalti decisivo cuando jugaba... ¡en el Atlético de Madrid!). Ruinas humanas que, eso sí, son todavía ídolos para los pueblerinos.

Tras ese inicio estupendo en el túnel de vestuario lo que se nos va contando suena a ya visto. Pero el barquito no se hunde gracias a los guiños a los aficionados, los retratos bien interpretados –aunque en clave lógicamente exagerada– de algunas de estas calamidades, las bromas con cierto calado sobre los efectos de la crisis (simbolizada en el cierre de la conservera) en la Francia multirracial (la formación del equipo recuerda la mítica selección que hizo soñar con una perfecta integración después truncada) y el ligero tono costumbrista que quita retórica a la épica de los modestos y los perdedores. Salvando la película de la cursilería sentimental que a veces roza. Al final queda una película inofensiva, divertida y optimista.

Crítica de Cine

Un gran equipo

Comedia, Francia, 2012, 97 min. Dirección: Olivier Dahan. Guión: Philippe de Chauveron, Marc de Chauveron. Fotografía: Alex Lamarque. Música: Guillaume Roussel. Intérpretes: José Garcia, Jean-Pierre Marielle, Franck Dubosc, Gad Elmaleh, Joey Starr, Ramzy Bedia, Omar Sy, Sami Ameziane, Clémentine Baert. 

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