Jorge Muriel. Actor

"Mientras haya gente que cuente historias habrá esperanza para el teatro"

  • Es uno de los protagonistas de la obra 'Cuando deje de llover', así como el traductor del verso original, que llega hoy, a partir de las 20:30, al Villamarta.

-Fue el encargado de traducir y adaptar el texto original en inglés de 'Cuando deje de llover', además de uno de los impulsores del proyecto teatral. ¿Cómo llegaron a esta obra?

-Es un texto australiano de Andrew Bobell, autor contemporáneo de Australia y sí, soy el generador del proyecto. Hemos trabajado juntos durante varios años como compañía tanto el director como el equipo artístico y yo mismo. Me gusta mucho el teatro anglosajón y me disfruto con los textos nuevos e inéditos para marcar la diferencia respecto a otros montajes. Un amigo me dijo tienes que leer este texto. Me maravilló, leo mucho teatro y es uno de los más bonitos que he leído nunca. Luego, descubrí que es fruto de una creación colectiva. La compañía partió de una idea, como es es la destrucción del planeta y evolucionó hacia la familia. Tiene algo muy bonito de amor hacia la humanidad.

-¿Cómo evolucionó hasta ese punto, tan alejado del concepto original?

-Se basa en la familia porque al final es lo fundamental y lo que somos. De ahí parte la idea de que destruimos lo que más queremos, la familia, y hasta lo que nos sostiene, que es la tierra. Es una vuelta de tuerca muy bonita porque al final es una historia de un núcleo familiar en cuatro generaciones que empieza en 1958 en Londres y termina en 2037 en Australia. Es verdad que se cuenta un poco tipo puzzle, ya que vas resolviendo la historia con el paso de la representación y ves que a lo largo del tiempo lo que se ha buscado es el amor entre padre e hijo o madre e hijos y cómo a lo largo de esta saga, al final consiguen redimir las diferencias, aunque no quiero desvelar mucho (risas).

-¿Cómo hacen esos saltos generacionales constantes a nivel técnico?

-Hay un trabajo muy bonito de vestuario y es verdad que hemos apostado por algo muy sencillo, un par de mesas. Es todo muy teatral, con elementos muy poéticos porque como hay muchos saltos en el tiempo hemos pensado que haya siempre el mismo espacio con cambios muy sutiles, movimientos muy bonitos que parece como si fuera una constelación tanto familiar como planetaria, de gravitar unos sobre los otros pero en el fondo los espacios son los mismos.

-Es además una obra muy coral, ¿cómo ha sido la experiencia?

-No hay ningún protagonista. Ha sido una maravilla porque es verdad que llevamos trabajando juntos desde 2009, hemos hecho 3 montajes juntos y nos une el compromiso tanto el texto que contamos, como el compromiso humano y social.

-¿Qué sensaciones despierta la obra a quien la contempla?

-No es una obra fácil, no te voy a engañar. Lo más bonito es cuando la gente está conmovida. Es un texto donde todos estamos identificados, toca todos los palos y no juzga a nadie. Está escrito desde un lugar muy bonito donde se tocan temas como vejez, pérdida de memoria, enfermedad, muerte, peleas… Aunque parece muy dramático, que lo es, creo que se hace desde un lugar muy cotidiano, entonces es muy hermoso y muy profundo. Esta obra lo que sí exige es estar muy pendiente, sobre todo en la primera parte de la obra para entender qué estamos contando y descubrir los hilos de conexión entre los personajes.

-Al final, entonces, es el público quien elabora la historia en su mente.

-Exacto. La obra te lo explica todo como una forma muy bonita, además hay una ruptura de cuarta pared con monólogos al público, todo hilvanado a nivel textual.

-Este esfuerzo ha sido reconocido porque además han ganado varios galardones en los Premios Max y de la Unión de Actores.

-Eso ha sido como la guinda del pastel, algo que nos ha impulsado porque fue una sorpresa que aún nos mantiene en una burbuja. Llevamos dos años con el montaje, girando, y estamos muy agradecidos.

-¿Cómo se ve el mundo del teatro desde dentro del sector?

-Pues veo una tarea ardua pero no por ello negativa. Ceo que la realidad del teatro, tal como la actual, es compleja y complicada porque hay que ponerle trabajo y empeño. Las cosas están cambiando y todo está muy inestable a nivel político, no tenemos figuras en los teatros públicos. No sabemos qué va a pasar pero estoy esperanzado, hay que seguir contando historias. El teatro surgió como un bien social para mejorar a la sociedad y siempre que haya un grupo de gente que se ponga a contar historias habrá esperanza. Hay que seguir sea como sea, pero creo que ayudaría mucho que el IVA cultural descendiese.

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