Diario De las artes

Los gritos de la pintura

SI las colecciones que albergan los museos y centros de arte sólo tienen la función de sumar piezas y construir un rico contenedor patrimonial, muy poco sentido poseen las mismas. Una colección debe ser viva, marcar cercanías, abrir caminos, mostrar las inquietudes que los autores experimentaron al hacerlas y buscar estrategias para que las obras desarrollen sus postulados y lleguen con la más absoluta claridad a todos los sectores.

El Centro Guerrero que, ahora, dirige Paco Baena viene planteando un expectante proyecto por el cual la obra de José Guerrero que permanece en la institución que tiene su sede en el antiguo edificio del periódico 'Patria', ofrece su particular testimonio pictórico para que otros artistas pueden contraponer sus trabajos en apasionante y abierto diálogo.

El primer encuentro posicionó, frente a frente, la obra de Guerrero y la de José Piñar; posturas coloristas de diferente concepción y desenlaces imprevistos que el joven tituló 'Detrás de la línea, por favor', guiño cómplice a esa frase tan habitual en los museos. El segundo diálogo silente con la obra del pintor que estuvo tan unido a los artistas de la Escuela de Nueva York le ha cabido el honor a otro de los jóvenes grandes artistas de ese amplio y trascendente segmento de producción que tiene su base en Granada, Jesús Zurita, el artista nacido en Ceuta y con total vinculación granadina desde los tiempos de la Facultad de Bellas Artes.

Este interesante y sabio proyecto de diálogos artísticos entre el gran Guerrero y la obra de los más significativos artistas - todavía jóvenes - de Granada o de fuerte vinculación con la ciudad encierra, además, ciertas circunstancias aparte de la se dimanan de la propia relación entre las obras. Tanto José Piñar como Jesús Zurita han sido autores tremendamente ligados al Centro José Guerrero; fueron montadores de muchas de las exposiciones que se celebraban en la institución - algunas con obras de Guerrero -, conocen la pintura de forma inmediata, saben de su historia, de sus circunstancias artísticas, de sus infinitas situaciones plásticas; incluso, Zurita forma parte de aquella exposición, en 2006, junto a Simón Zábell, titulada "El efecto Guerrero", que marcó las rutas que la pintura de José Guerrero promovía en los artistas españoles de los años setenta y ochenta; todo lo cual nos hace pensar que Zurita - como antes, Piñar - tiene un estrecho conocimiento y una relación casi íntima con José Guerrero, lo que le permite adentrarse por los territorios de Guerrero cargado de buenas referencias y mejores planteamientos. En esta ocasión Jesús Zurita se acerca a la obra del maestro a través de grandes murales, realizados para la ocasión, que evidencian, además, de la trascendencia pictórica del pintor ceutí, la afinidad mediata con la obra del genial maestro y con las piezas que se guardan en el Centro.

La muestra, en un espectacular montaje museográfico, nos sitúa en un diálogo íntimo, muy inmediato, de los dos artistas. En las dos primeras plantas, las obras de ambos comparten escenario. Las grandes piezas de Guerrero se han bajado de sus posiciones habituales hasta el suelo para darse casi una hipotética mano con los espectaculares murales de Zurita que se presentan, en las últimas salas, en solitario, marcando unas rutas pictóricas apasionantes donde los negros, esos "negros Zurita", describen espacios escénicos de suma trascendencia creativa, solo rotos por, a veces, exuberantes rojos que, como hacía Guerrero, son gritos desesperados que ofrecen la propia pintura.

Jesús Zurita nos impacta con la fuerza de su dibujo, con ese paisaje interior que se descubre tras una oferta pseudoabstracta que pellizca el alma y abruma la mirada.

Apasionante diálogo entre la visceral pintura de dos artistas sabios exponentes de su tiempo. El mayor, extremo, superior, genial y máximo, el más joven, íntimo apasionante y, también, sin dudarlo, genial. Ha sido la hora de Zurita en el Centro José Guerrero para enfrentarse a la obra de ese artista al que él, probablemente el más Guerrero de todos, rinde sabia pleitesía.

Jesús Zurita

Centro José Guerrero

Granada

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