Cultura

Una guitarra con alma de poeta

  • Descubrimos la aportación creativa de José de la Melchora, un polifacético artista jerezano cuya capacidad para componer surtió de letras a cantaores como Capullo, Luis de la Pica y El Torta.

El pasado viernes, la Asociación Cultural Flamenca Terremoto cerró sus Noches a Compás rindiendo homenaje a José el de la Melchora, fallecido hace algo más de un mes. Para muchos, sobre todo a los de más edad, este nombre les resultará familiar, aunque también le resultará conocido a los más jóvenes, pues su hijo José ha tomado también la misma denominación artística.

José Miguel Soto Peña 'José el de la Melchora' nació en Jerez, más concretamente en pleno barrio de Santiago, en la calle Cantarería, un 6 de abril de 1954. Era el único barón de una familia que componían dos hermanas más, Rosario la Melchora y La Faraona, bailaora en sus inicios con Terremoto, Eduardo Méndez y El Borrico.

A los cinco años se trasladó al barrio de la Asunción, obedeciendo al conocido Plan General de Ensanche de Miguel Primo de Rivera. Su familia se instaló en la calle los Reyes número 6, la misma en la que vivía Capullo de Jerez, Tío Enrique Gallina, Tío Pantera y Tío Borrico. La Asunción se convirtió entonces en un tercer foco flamenco de la ciudad, pues allí coincidieron también la familia Terremoto, Los petaca, los Fanega y hasta La Paquera, por nombrar a algunas.

Como otros niños de su edad, José comenzó a dar clases de guitarra cuando tenía 11 años, acudiendo a aquel Reventón de Quintos donde Rafael del Águila impartía sus lecciones. Moraíto, Niño Jero y Antonio Jero estaban entre sus compañeros de fatigas de aquella época.

José el de la Melchora iniciaba así su trayectoria artística, siempre como guitarrista, aunque en ocasiones, "también hacía sus pinitos cantando", asegura Periquín, buen conocedor de su persona. De su faceta como tocaor, Niño Jero destaca "el gran compás que tenía" y sobre todo "su perfeccionismo".

Así, antes de alcanzar la mayoría de edad, José ya había acompañado a artistas de la talla de Diego Rubichi, El Borrico o El Serna. Lo hacía a menudo en las fiestas que se formaban en el Bar Volapié que entonces regentaba Antonio Roldán, cuya buena relación con los señoritos de Jerez convertía su negocio en el epicentro de este tipo de actos.

Su guitarra sonaba también en el local propiedad de María Barea, dueña del mítico Maribal, 'Los cuatro muleros' donde alternaba actuaciones con el propio Tío Borrico, Nano de Jerez, Juanata, Periquín y El Torta.

Cumplida la mayoría de edad, puso rumbo hasta Sitges para trabajar en otro importante tablao de la época por el que pasaron nombres como Manuela Carrasco, Farruco, Juan Villar, La Tati, El Güito o La Susi. En Barcelona coincidió con Luis de la Pica, con el que mantendría siempre una estrecha relación, Capullo y Juanata, entre otros.

Su desarrollo como artista era una realidad, y pronto, cuando apenas tenía 20 años, decidió hospedarse en Madrid para trabajar en el tablao La Venta del Gato, de nuevo rodeado de artistas de su tierra como Ana Parrilla, Manuel Parrilla, Diego Vargas o Mateo Soleá. La capital le permitió también conocer a un amplio abanico de artistas de la época, como Jarrito o La Paquera, Beni de Cádiz y hasta Ray Heredia.

Su vida se convirtió en un ir y venir, pasando de Jerez a Madrid, de Madrid a Jerez y de Jerez a Marbella y Algeciras, donde Jarrito le contrató en su tablao junto a Ana Parrilla, Juan Parrilla y Antonio Jero, con el que también compartió muchos momentos. En Jerez, por ejemplo, aparte de infinidad de fiestas particulares, José inauguró con Fernando Terremoto padre la histórica peña Los Cabales.

José era una persona "culta, muy serio, educado y al que le gustaba mucho leer", recuerda Manuel Moreno, actual presidente de la Federación de Peñas y vecino suyo en La Asunción. Quizás por ello era una persona de especial sensibilidad para componer. Esta faceta, la de la composición, es posiblemente la menos conocida pero también sin duda una de sus mejores virtudes. De su pluma salieron versos que hoy en día siguen siendo actuales en la voz de Capullo de Jerez, y en otras que lo hicieron antaño con El Torta y Luis de la Pica.

A muchos seguro que les sonará letras como 'Locura de mi locura, la red se lleva del río, sólo la luna, solita la luna', que interpretaba Luis del a Pica, y que salieron de la mente de José. Como ésta otras muchas que siguen sonando actualmente pero que nadie las vincula a su persona. Escarbando entre conocidos y amigos del desaparecido guitarrista hemos encontrado algunas como 'Porque yo soy como el halcón que pa comer mata en el aire' que ejecutaba El Torta; o 'Cuando estoy vacío y solo', un clásico del repertorio de Capullo de Jerez y en ocasiones también de El Torta.

Junto a este tipo de composiciones encontramos también, ahora que se acerca la época, villancicos, como aquel cuyo estribillo reza: "El frío de la mañana me desvela". El propio Miguel Flores 'Capullo' recuerda de él "lo bien que cantaba, hacía las cosas de Perales por bulerías y si no los fandangos de Toronjo, eran para llorar".

Su vida se truncó hace ya más de veinte años debido a una enfermedad mental, falleciendo hace ahora algo más de un mes. Afortunadamente, su virtud para la composición la ha heredado su hijo José, que ya ha escrito diversas letras para algunos artistas de Jerez, tanto a nivel de villancicos, como a nivel de discos, el próximo, el que Miguel Lavi pretende lanzar al mercado el próximo año.

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