Cultura

"A todos nos gusta el éxito pero la verdad es que es un poco inhumano"

  • El grupo de Los Palacios regresa tras diez años de descanso y lo hace con su nuevo disco, 'Superhéroe Agropó', lleno de canciones "quitapenas"; "musicaterapia" para los tiempos de crisis que corren

Los años han pasado por Pepe Begines, cantante de 'No me pises que llevo chanclas', pero para bien. Se siente orgulloso de ello porque del transcurrir de los tiempos se ha quedado con lo que importa: "la veteranía y solera que aportan". Lo dice especialmente por su música porque tras una década de retiro de la formación sevillana, "aunque yo no he parado" -confiesa-, regresa con nuevo disco, 'Superhéroe agropó', revitalizado y supermineralizado, con canciones que combaten la crisis y que ya están en la calle, para salvar al mundo.

- Diez años de descanso dan para volver con muchas ganas...

-Bueno, descanso entre comillas porque el laboratorio siempre lo tengo abierto. Además, durante este tiempo, además del disco de 'los chanclas', he hecho otro trabajo homenaje al flamencólogo y letrista de Camarón Carlos Lencero, fallecido en 2006, que se llama 'Lencería fina', junto a José Ángel Carmona, en el que han colaborado Raimundo Amador, Kiko Veneno y Victoria Abril, entre otros. Para mí, las letras de Lencero eran embriagadoras. El disco, con diez canciones, saldrá dentro de poco. La verdad es que el cambio de aires me ha venido bien. También he hecho discos con el seudónimo 'Pepe El Lusitano'. No he parado, pero con un tiempo más tranquilo que el que teníamos hace años.

- La música es parte de su vida, no hay descanso que valga entonces.

-Es que yo ya no sé hacer otra cosa. Llevo más de la mitad de mi vida haciendo esto, me gusta y además a veces me pagan (ríe). No me quejo.

- ¿No ha visto necesario reciclarse en otro empleo?

-No, no. Ya te digo que yo vivo con poco, prefiero no comprarme un chalet ni cosas de esas para no tener que echarle de comer al mastín.

- ¿De verdad que no quiere usted un chalet?

-Bueno, tengo proyecto de tener un mastín pero sin chalet (risas). No, hombre, lo que hago es disfrutar de la experiencia. La vorágine de los comienzos fue mucha, con alrededor de un centenar de conciertos cada año . A todos nos gusta el éxito pero la verdad es que es un poco inhumano.

- ¿Cómo le sentó a usted la fama?

-Pues la verdad es que no demasiado bien. En realidad, nada bien. No podía salir a la calle y recuerdo que en la Expo'92 me saqué la tarjeta oro con la que podía entrar en cualquier sitio y casi que ni la utilicé, fue sencillamente imposible. Ni me siento más que nadie ni me gusta que me traten como tal. Me gusta la discreción y cantar, eso sí. Reconozco que todavía a veces me cubro, como una reacción inmediata, para que no me reconozcan. Ahora me siento más libre. Me gusta actuar en los teatros, con menos público, que se aleja de aquellos conciertos multitudinarios, que tampoco estaban mal.

- Y ahora se enfrenta de nuevo a la fama.

-Ya no creo que sea lo mismo porque son otros tiempos. Hace veintitantos años no había tantos artistas. Creo que aquella etapa pasó y aunque tenemos muchos simpatizantes, que se agradece, la veteranía y la solera de los tiempos te cubren un poco más.

- ¿El público les pedía volver?

-Había mucho reclamo y nos pedían volver. Hay todavía mucha simpatía por el grupo. Nos hemos convertido en un clásico. Creo que ha estado bien aguantar 'el hambre para luego comer mejor'.

- ¿Qué le pasó a 'los chanclas'?

-Creo que lo que había era un poco de jartura, para qué te voy a mentir. Eran ya 15 años, casi a disco por año, muchos conciertos y entonces llegó un momento en que la mirada se iba para otro lado y fue necesario reciclarse. Vivir un poco y conocer mundo para hacer nuevos temas y tener nuevas ideas.

- Y ahora, ¿cómo ha sido el reencuentro entre los componentes?

-Pues la verdad es que fue muy bonito. Fue a principios del verano pasado cuando nos llamó Senador, la compañía que ha estado con nosotros desde el principio, y nos propuso grabar un disco. Nos miramos a la cara y dijimos bueno, pues vale. Ahora estamos cuatro de la formación original, los que hemos querido seguir con la música, porque el tiempo ha hecho una criba natural.

- ¿Cómo han sido los primeros conciertos?

-Hemos abierto boca por Madrid y Barcelona con bastante éxito. Yo no lo sabía pero cuando me dijeron que las entradas estaban a 25 euros y las salas llenas, me dio mucha fe. Incluso vi a gente del público con lágrimas en los ojos, porque lo cierto es que hemos formado también parte de sus vidas. Fueron momentos bonitos.

- ¿Quién es el 'Superhéroe Agropó'?

-Es el antihéroe, el que va a por el pan, te echa la quiniela, te hace los mandaos. Digamos que no va con trajecitos ajustados, como Superman. De hecho, hay una canción en el disco que se llama así. Lo ha conseguido por méritos, después de dos décadas en la música.

- ¿Hace buena música este antihéroe?

-Buenooo, hace buena música y canciones que no son de amor y desamor. Creo que nuestra misión principal es cantarle a esas cosas que nadie le canta. Lo que hacemos es musicaterapia, sobre todo, para estos tiempos. Lo hemos comprobado in situ, con personas en paro, que nos agradecían la alegría de las canciones. Lo que hacen falta aquí son muchos quitapenas.

- ¿Tiene que salvar este 'superhéroe' a la música de algo?

-La verdad es que ahora se hacen 2.000 cosas buenas y 8.000 malas. Y del flamenco..., ni hablamos. Muy pocos discos. Las instituciones han levantado el pie del acelerador y el flamenco sufrirá las consecuencias.

- Usted ha dicho alguna vez que trabaja con el surrealismo.

-Sí, es lo que hago. En las canciones de este disco se ve, por ejemplo, en la de 'El policía', que es gitano, que la verdad no abundan, que multa a los payos, que es de lo que disfruta él.

- Si no fuera músico sería...

-Un tractor. No, no me quejo. En los años 80, cogiendo algodón y haciendo chapuzas, me compré mi primera guitarra eléctrica, con 13 años. Es algo que nunca dudé. Siempre me gustó.

- Después de tantos "... y tú de quién eres? De Marujita...". ¿Usted, finalmente, de quién es?

-Todo tuyo.

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