Una ley tan dulce
La historiadora italiana Stefania Pastore estudia la espiritualidad española en el tránsito de la Edad Media a la Moderna
Las pesquisas que inició la Inquisición, en 1557, sobre el foco heterodoxo sevillano del monasterio reformado de San Isidoro provocaron, en poco tiempo, la fuga de una docena de monjes jerónimos, el descubrimiento del conventículo de los "devotos del doctor Egidio", además de sus conexiones con las religiosas del convento de Santa Paula. Mucho se ha dicho sobre la posible filiación espiritual de este movimiento, que prendió en amplios sectores de la sociedad sevillana. ¿Eran erasmistas, iluminados, luteranos o seguidores del Diálogo de la Doctrina Cristiana de Juan de Valdés que luego prendió en media Europa? Las categorías académicas se antojan insuficientes para describir la compleja genealogía de tradiciones que desembocan en este momento final del gran siglo del espiritualismo español. Y de esta insatisfacción nace, precisamente, la relectura que emprende Stefania Pastore de la singular herejía sevillana. Una exigencia crítica que la conducirá hasta los textos seminales de la tradición conversa, el Defensorium de Cartagena y el Lumen de Alonso de Oropesa.
Con fina aguja deshila la autora la madeja de pasajes de las Sagradas Escrituras que fueron invocados, una y otra vez, en contextos políticos distintos, para justificar un cristianismo de elección, antes que una religión de linaje, concepto propio de la vieja ley. En primer lugar los versículos de San Juan dedicados a la vera lux; pero sobre todo las epístolas paulinas, a los Gálatas y a los Romanos, que hablaban de la nueva libertad del cristiano. El mensaje fue doblemente eficaz: como estrategia de la elite judeo-conversa para disolver su propio "pecado original" en un cristianismo interior y antihebraico, pero también como mensaje universal que colocaba la gracia y la misericordia de Cristo por delante de cualquier diferencia introducida por los hombres, conectando así con la sensibilidad evangélica que recorría Europa.
El ideal paulino, teñido de acerba melancolía por la dificultad de los primeros tiempos inquisitoriales, será el tema central del De Vita Beata de Juan de Lucena. Mientras que el profetismo político de las primeras décadas del siglo XVI, alimentado por el contexto político de la cruzada africana de Cisneros, no dejará de visitar el tema de la luz de la teología de San Juan en elaboraciones tan originales como la profecía de fray Melchor que, con una evidente contaminación judaizante, pronosticaba la creación de una Nueva Jerusalén, última etapa de la profunda reforma que requería la Iglesia española. Entre ambos recorridos se abrían paso la invitación de Cristo, en el conocido pasaje de Mateo: "porque mi yugo es suave y mi carga liviana". Una ley tan dulce que conquistó el corazón de Inés, la beata de Herrera del Duque, del profeta visionario Pero López de Soria y de tantos otros personajes que desfilan por las páginas de este estudio.
Con un material en gran medida conocido, la obra de Stefania Pastore se distingue por la originalidad de su perspectiva que, regresando a los textos originales, ha sabido llamar la atención sobre la continuidad del argumento converso, gestado a mediados del siglo XV, en la hermenéutica cristiana de la España del Renacimiento. Recupera, así, Pastore la última propuesta de Américo Castro, pero contextualizándola en la coyuntura de cambio político, que no exploró el gran maestro. Que venga esta aportación de la historiografía italiana que, a diferencia de la española, supo integrar la tradición del pensamiento cristiano (incluido el heterodoxo) dentro del liberalismo romántico, es también todo un síntoma.
Stefania Pastore. Marcial Pons, 2010. 413 págs. 22 euros.
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