Pepe Bablé. director del festival iberoamericano de teatro (FIT)

"No se puede mantener este modelo de FIT con los presupuestos que manejamos"

  • El máximo responsable del festival hace balance positivo de la última edición, destaca el aumento de público y alerta de la necesidad de subir la dotación económica.

-¿Qué balance hace de la última edición del FIT?

-Muy contento y satisfecho. Todo lo que teníamos planificado ha salido tal y como deseábamos. Hemos visto cómo hemos recuperado gran parte del público que perdimos en las dos últimas ediciones, este año ha sido excesivo, ha sido una vuelta extraordinaria. Los espectáculos han funcionado todos tanto a nivel de crítica como de público, y en los últimos días había una euforia generalizada que se nos contagió y hemos terminado todos muy satisfechos.

-Más público: a veces se ha criticado al FIT por las salas vacías.

-Hombre, lo hemos achacado al tema de la crisis, que ha golpeado, sigue golpeando, y no es que nos estemos recuperando de pleno, pero hay como otra alegría en la ciudad y se nota en los actos.

-¿Dónde se ha producido esa recuperación de público?

-En todas las salas. Incluso en la calle, porque la sorpresa que nos llevamos en la Catedral con el último espectáculo fue grande. La clausura fue un desborde, no me esperaba ver a tantas personas allí congregadas.

-¿Los espectáculos del Falla son los que han subido el caché del festival o hubo obras más desconocidas en otras salas?

-Exactamente, es que la gente se deja arrastrar por lo conocido. Y este año, abrir con Chirigóticas también ha sido un punto de inflexión importante porque ha dinamizado a la gente a ir a otros actos y a otros espectáculos del festival.

-Destaca el aumento del público. En otras ocasiones se ha dicho que en el FIT no importa tanto el público...

-El público siempre importa, porque uno trabaja para el público...

-Hablo a nivel de entradas...

-Bueno, claro, la entrada no es importante porque es un festival con dinero público. Si este festival tuviese que depender de lo que ingresa por taquilla... Date cuenta de que aquí no llega ni a un 10% del presupuesto lo que se vende por taquilla. Sería imposible hacer un festival de estas características con los ingresos por taquilla.

-Pero también se ha destacado siempre mucho el 'intrafit', los encuentros, coloquios y presentaciones.

-Claro, date cuenta que el festival combina la exhibición y la reflexión en un ambiente convivencial y congresual entre los participantes, y es un modelo que funciona, es lo que le da este sello característico, casi único. Y vemos que el modelo funciona porque ahora muchos festivales y ferias están aplicando este modelo. Hay festivales que se están inspirando en el nuestro, como es el caso de Mirada de Santos, el de Las Condes de Chile... Cuando la gente pregunta qué hay que cambiar, digo que no hay que cambiar nada, que hay que mejorar algunas parcelas del festival, y la más importante creo que es la económica, porque no se puede mantener este modelo con los presupuestos que estamos manejando, hace años que hemos tocado fondo económico. Este año hemos tenido el mismo presupuesto que manejamos en el año 1989, y ya no se pueden hacer más equilibrios y milagros. Con menos dinero tendríamos que realizar otro tipo de festival, pero perderíamos las señas de identidad que lo definen como único, y con otro modelo sería peligroso porque sería un festival que tendría mayor o menor importancia a tenor de los ingresos que tuviera para poder contratar buenos espectáculos.

-La aportación del Inaem se antoja fundamental.

-Y somos de los que más aportaciones económicas nos dan. Sin esa ayuda, sería imposible seguir adelante.

-El dilema Bahía Sur: desde que cerró Tiempo Libre, el entramado del festival se trasladó a San Fernando. ¿Se echa de menos Cádiz?

-Claro que se echa de menos. Los primeros somos nosotros por el tema de las distancias, el incremento del presupuesto que eso supone en transporte. Pero claro, si tuviéramos más ayuda económica, nos permitiría mejorar los servicios y traernos el festival a Cádiz, la estancia y la organización de los actos complementarios. Pero tendríamos que encontrar un lugar que pudiéramos pagar y que no nos obligara a perder el carácter convivencial que le otorga la característica especial al festival.

-Eso ahora mismo no lo veis posible.

-Con el presupuesto que tenemos es inviable, inviable.

-Es que se pierde el impacto del festival en la ciudad.

-El impacto era antes, cuando manejábamos otros presupuestos y mucha gente. Hay festivales en los que hemos manejado cerca de 800 personas. De unos años para acá, la media es de 100 personas diarias. Eso sería un trasiego de gente en la ciudad. El primer interesado soy yo, somos nosotros, en que se desarrollase en plenitud en Cádiz. Aquí el problema es que no queremos cambiar de modelo, porque perdemos. El binomio exhibición y reflexión funciona.

-¿Hay FIT para rato?

-Yo pienso que sí porque las artes escénicas están en constante evolución, y eso nos obliga a estar al loro y a evaluarnos en cada edición. Si las artes escénicas van para arriba, que van, el festival tiene cada vez más sentido de existir.

-¿Y hay Pepe Bablé para rato también?

-Bueno, Pepe Bablé va a durar el tiempo que el Patronato quiera y que mi cuerpo aguante, que uno va cumpliendo años.

-¿Las ganas se mantienen?

-Sí, hombre. Yo creo en este proyecto que está dando muy buenos resultados, que está abriendo muchísimas puertas, que está creando muchísima dinámica que hoy felizmente son realidades en Latinoamérica, y que hayan nacido en un festival como el nuestro, en esta ciudad tan pequeñita, es como para sentirse muy satisfecho. Eso me da mucho ánimo para seguir.

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