Pensamiento

María Zambrano: en marcha hacia un mundo mejor

  • La Fundación María Zambrano reúne en el volumen ‘Persona, Ciudadanía y Democracia’ las conferencias impartidas en el sexto Congreso Internacional celebrado en abril de 2019

La filósofa veleña María Zambrano, tras su regreso a España desde el exilio.

La filósofa veleña María Zambrano, tras su regreso a España desde el exilio. / M. H.

La recuperación del Congreso Internacional María Zambrano en 2019 significó la culminación de un largo y a menudo proceloso trabajo para el rescate de la cita, que volvió a celebrarse en Málaga del 10 al 12 de abril tras un acusado paréntesis de inactividad que llegó a durar una década. El encuentro volvía a ser una realidad gracias, fundamentalmente, al empeño de la Fundación María Zambrano, primero en la recordada figura de Antonio Garrido Moraga y después en la de su actual director, Juan Antonio García Galindo, así como la del secretario de la institución, Luis Ortega Hurtado, como artífices esenciales. Organizado con la colaboración del Aula María Zambrano de Estudios Transatlánticos de la Universidad de Málaga, el congreso coincidió con el 60 aniversario de la publicación de Persona y democracia, título decisivo en la obra de María Zambrano y seguramente su manifiesto político más contundente y de mayor alcance; la fundación, en correspondencia, decidió hacer del libro eje esencial de las jornadas con la intención de ofrecer una respuesta instructiva, clarificadora e inspiradora a los retos sociales, políticos y económicos del presente. Paradójicamente, el destino se reservaba una carta amarga: la pandemia del coronavirus obligó el año pasado a devolver a la reserva al Congreso Internacional María Zambrano hasta que fuese posible la organización de una nueva edición. Mientras tanto, la Fundación María Zambrano, de nuevo con la colaboración de la Universidad de Málaga y el Ayuntamiento de Vélez-Málaga, ha publicado las conferencias impartidas en aquella sexta edición de 2019 en un volumen titulado Persona, ciudadanía y democracia, con edición al cargo de los citados García Galindo y Ortega Hurtado y con prólogo de Francisco García Bazán. Muy a pesar del cambio de paradigma impuesto desde 2020 por la pandemia, la lectura de estas conferencias resulta no menos oportuna en la medida en que los retos al respecto siguen siendo, en esencia, los mismos; si acaso, la emergencia sanitaria ha contribuido a afilar sus alcances, nunca a erosionarlos.

Cartel del VI Congreso Internacional María Zambrano, obra de Eugenio Chicano. Cartel del VI Congreso Internacional María Zambrano, obra de Eugenio Chicano.

Cartel del VI Congreso Internacional María Zambrano, obra de Eugenio Chicano. / M. H.

“Vivimos tiempos de gran incertidumbre. La sociedad se enfrenta a nuevos desafíos impuestos por un mundo sin rumbo, entregado a un consumo exacerbado, aislado de sí mismo, ajeno a los retos medioambientales a los que la naturaleza nos impele y sometido a cambios tan vertiginosos que no parecen aguardar ni proteger la memoria ni el porvenir de antiguas y viejas generaciones. Se imponen medidas urgentes en múltiples aspectos de la vida que garanticen el proyecto de realización individual al que ha de aspirar cualquier ser humano para el pleno desarrollo en libertad como personas y su posterior integración y participación como ciudadanos en una sociedad más justa e igualitaria, con un modelo político sensible a los cambios que la sociedad necesita como es la democracia”, reza la introducción del libro, firmada por García Galindo y Ortega Hurtado, quienes añaden: “La obra de María Zambrano es un punto de inflexión y de esperanza para un mundo mejor, porque aporta sugerencias renovadoras tanto para el pensamiento como para la vida pública y social de estos tiempos. No solo a través de sus escritos, sino también de su testimonio vital, nos damos cuenta de que María Zambrano es una figura clave que necesita ser analizada y estudiada desde distintas áreas y disciplinas”. El que fuese el primer director de la Fundación María Zambrano, Juan Fernando Ortega Muñoz, brinda una clave especialmente significativa respecto a la pensadora veleña como pionera en la identificación de los puntos calientes del debate político actual; y lo hace en su propia conferencia incluida en el volumen, La filosofía de la aurora, citada a su vez por García Bazán en el prólogo: “Frente a esta visión idealista, la época actual está dominada por la idea de persona ‘como algo original, nuevo, realidad radical irreductible a ninguna otra’, mientras que la democracia constituye el sentido de la sociedad y de la historia”. Una coyuntura a la que ya se refirió la propia María Zambrano al escribir: “Aunque lenta y trabajosamente se ha ido abriendo paso esta revelación de la persona humana, de que el día venturoso en que todos los hombres hayan llegado a vivir plenamente como personas, en una sociedad que sea su receptáculo, su medio adecuado, el hombre habrá encontrado su lugar natural en el universo”.

Antonio Colinas, Federico Mayor Zaragoza, Juan Fernando Ortega, Marifé Santiago Bolaños y Juan José Téllez son algunos de los autores participantes

En las primeras páginas de Persona y democracia daba cuenta María Zambrano del objetivo perseguido con esta obra: “La persecución de una ética de la historia o de una historia en modo ético”. La historia, o Historia, es la gran protagonista de su libro en relación con la noción de persona. Y advierte Zambrano una evolución en esta relación, desde la consideración de la persona como entidad sacrificial a su reconocimiento en el centro mismo de la historia, una transición que puede identificarse plenamente con el ideal de democracia: “Lo cual supone que la sociedad haya dejado de ser un lugar de sacrificio, que es propiamente el hecho del absolutismo, inevitable hasta ahora, en el lento proceso de la humanización de la historia. Pues aquello con lo que el hombre cuenta para humanizar su historia (querer y pensar) ha sido lo mismo que ha creado la barrera del absolutismo. Salir de esta situación supone transformar la sociedad de modo que pueda alojar en ella a la persona humana en toda su integridad. La relación de la persona humana con la sociedad ha de convertirse en la relación de la persona moral con la sociedad. Pues en ser persona hay algo absoluto, es algo absoluto. Pero este absoluto no hay proyectarlo indebidamente sobre el tiempo histórico. Y, sin embargo, ha sido inevitable el que así ocurra. Para que la historia se humanice ha tenido que haberlo, pues ha sido la sombra inevitable de la persona humana”.

Inauguración del VI Congreso Internacional María Zambrano, el 10 de abril de 2019, en Vélez-Málaga.. Inauguración del VI Congreso Internacional María Zambrano, el 10 de abril de 2019, en Vélez-Málaga..

Inauguración del VI Congreso Internacional María Zambrano, el 10 de abril de 2019, en Vélez-Málaga.. / Fundación María Zambrano (Vélez-Málaga)

Es decir, María Zambrano constata un hecho: la humanización de la historia como superación del absolutismo, una evidencia que se manifiesta en nuevas posibilidades para la incorporación de la persona, como entidad plena, a la sociedad de su tiempo a través de los mecanismos que la democracia ofrece. Es importante subrayar que, en los años que pasó la veleña dedicada a la escritura de Persona y democracia, el contexto precisamente histórico invitaba todavía muy poco a albergar una conclusión semejante, de ahí la calidad pionera de Zambrano a la que hace referencia Juan Fernando Ortega. Para la filósofa, la humanización de la historia es un proceso ya en marcha e inexorable. Y el proceso entraña una metodología bien clara: el desarrollo completo de la personalidad humana en los individuos para su posterior beneficio social. Se trata de un crecimiento dado en dos esferas mutuamente dependientes y necesarias: un desarrollo personal fuera del contexto social incurre en un individualismo contrario a lo humano (del que ya había advertido Zambrano en su primera obra, Horizonte del liberalismo), mientras que una sociedad ajena a la persona como bien absoluto es una sociedad deshumanizada. Por separado, ambas esferas son manifestaciones puras del absolutismo; en confluencia, encarnan las posibilidades reales de la democracia. Zambrano, que desoyó los métodos filosóficos en pro de una intuición poética, sirvió en bandeja, a partir de su particular lectura de la historia, una praxis ordenada para el alumbramiento de una nueva política, integrada en la cultura y basada en tres principios esenciales: “reforma, creación, revolución”. No es una utopía baldía ni fantástica, sino una didáctica consciente para la consecución de un mundo mejor.

Ahora, en un siglo XXI marcado a fuego por los populismos y por las tentaciones relativas a un desandar el desarrollo conseguido, Persona, ciudadanía y democracia da buena cuenta de los principios fundamentales de Persona y democracia en aplicación a este contexto. Y lo hace a través de las conferencias de zambranianos ilustres como Federico Mayor Zaragoza, Antonio Colinas, Marifé Santiago Bolaños, Rogelio Blanco, Julieta Lizaola, Juan José Téllez, Enrique Baena, Juan Fernando Ortega, Narciso Alba y Joaquín Verdú de Gregorio, entre muchos otros: literatura, poesía, pensamiento, exilio, política, cultura, libertad, amistad y creación son algunos de los elementos a través de los cuales la filosofía de María Zambrano se articula y renueva en sus textos. Si algo queda claro, a modo de conclusión, es que esta filosofía seguirá siendo imprescindible.

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