Dos páginas de la misma historia

Lectores sin remedio

Dos páginas de la misma historia
Dos páginas de la misma historia

25 de febrero 2022 - 04:00

“¡Ah, viejo de la barca! ¿No oyes? Espera, no te partas, respóndeme a lo que quiero preguntarte”. “¿Quién será este presuntuoso arrogante que con tanta furia camina y con tanta priesa me llama?... Estraño debe ser este. Sin pies ni manos camina, la cabeça hendida… degollado y con dos estocadas por los pechos… Camina, si quieres, que me haces perder el tiempo… entra y dime quién eres”. “¿Acaso no conoces a don Pedro Luis Farnesio, hijo natural de Alejandro Farnesio, que fuera Papa bajo el título de Paulo III, y que por obra y gracia de mi ilustre padre soy duque de Castro, de Parma y Piacenza, marqués de Novara, capitán general y confalonier de la Iglesia?”. “¡Ya, ya! Pues cómo tu padre con toda su dignidad no te avisó y protegió de la desastrada muerte que por tu aspecto has tenido y de este último viaje en esta barca y con esta canalla a la que ahora, con todos tus títulos, perteneces? Toma asiento y cállate” (‘Diálogo entre Caronte y el ánima de Pier Luigi Farnesio’ S. XVI).

Con un gesto de desprecio y no sin altanería, el Farnesio se dispuso a cumplir con su postrer destino. Mientras, su cabeza no paraba de rumiar su triste suerte, de lamentar cuantas acciones o traiciones le habían llevado hasta allí y en aquellas condiciones. Sin duda el emperador estaba detrás de todo aquello. Sí. Aunque no era para menos –ahora lo reconocía-. Su padre que lo había llenado de títulos, honores y riquezas también le había encomendado quehaceres e intrigas que él sabía no le iban a llevar a buen fin. Y aunque por los años 1527-1528 había ayudado a Carlos V en las guerras contra los franceses en la Italia meridional, e incluso años más tarde había participado activamente en las negociaciones de paz entre Francisco I, el rey francés, y el emperador español, este no le había perdonado a Paulo III su sospechosa neutralidad y, por consiguiente, su falta de apoyo a la política imperial, sus intrigas con Francisco I y, lo que era más grave, ¡había llegado a entablar conversaciones con el Turco! Que al llegar a oídos de Carlos V lo había tomado como una traición a toda la Cristiandad que debía tener su cumplida respuesta y sus consecuencias. Y el castigo a tanto despropósito y tantas ambigüedades le había tocado a él.

El 10 de septiembre de 1547, era asesinado en la fortaleza de Piacenza el duque Pier Luigi Farnesio a manos de Ferrante Gonzaga y de un grupo de nobles plasentinos, bajo cuyas manos manchadas de sangre se puede adivinar la sombra alargada y todopoderosa del emperador Carlos V que, con la muerte del bastardo, castigaba el nepotismo, la ambición sin límites y las intrigas de su padre Alejandro Farnesio, el papa Paulo III. “La cabeça hendida, degollado y con dos estocadas por los pechos”. Casi cuatro siglos más tarde, el 28 de abril de 1945, Benito Mussolini, el Duce, era sumariamente ejecutado. Su cuerpo y el de Claretta Petacci, su amante, fueron trasladados a Milán y “abandonados en la plaza de Loreto, para que una muchedumbre enfurecida los insultase y maltratase físicamente. Después fueron colgados boca abajo de una viga de metal sobre una gasolinera en la plaza. Los cadáveres fueron azotados, disparados y golpeados con martillos”. Seguramente Caronte ya no se extrañaría del aspecto de sus nuevos pasajeros. José López Romero.

“Fiebre” por la literatura viajera sobre España

Hoy día es rara la editorial de nuestro país que no incorpore en su catálogo una colección de literatura viajera y, sin embargo, hasta no hace mucho el interés de los lectores españoles por estos libros era más bien tibio. Esto comenzará a cambiar en el primer tercio del siglo XX, cuando una serie de intelectuales se proponen rescatar del olvido libros escritos casi un siglo antes, y que describían experiencias viajeras por España. Uno de eso intelectuales fue Manuel Azaña que tradujo por vez primera al castellano el libro de George Borrow ‘The Bible in Spain’ en 1921.

A partir de ahí ese interés por los testimonios de viajeros extranjeros no ha dejado de crecer, pues ¿cómo se podía ignorar un fenómeno que dio a la imprenta miles de libros, y fue en parte responsable de la imagen que de España se trasladaba a los lectores europeos? Lo cierto es que a mediados de los años 80, gracias al impulso de congresos nacionales como el celebrado en Madrid a principios de esa década “La Imagen Romántica de España”, o el de Ronda de 1985 “La imagen de Andalucía en los viajeros románticos”, se editan en castellano por vez primera libros que habían tenido un enorme éxito entre los lectores europeos y norteamericanos, y que a partir de ese momento comienzan a despertar el interés del público español. Libros como ‘La Bahía de Cádiz’ de Antoine Latour, ‘Manual para viajeros por España y lectores en casa’ de Richard Ford, o ‘De París a Cádiz’ de Dumas por nombrar algunos ejemplos.

Hoy afortunadamente ese interés se sigue manteniendo, tanto con la continuada publicación de estudios sobre el fenómeno viajero y de los que son ejemplo los ya clásicos ‘Del Támesis al Guadalquivir’ de Alberich o ‘Los curiosos impertinentes’ de Iam Robertson, como por las nuevas transcripciones al castellano de los muchos libros que aún no conocemos en este idioma, como es el caso del escrito por Vizetely ‘Hechos sobre el vino de Jerez’, y que con traducción y comentarios de Beltrán Domecq la editorial Peripecias tuvo el acierto de incluir en su catálogo el año pasado. Ramón Clavijo Provencio.

Reseñas

Bajo este sol tremendo

Carlos Busqued. Anagrama, 2008.

Leí no hace mucho (a los pocos días de su fallecimiento prematuro) su relato-reportaje titulado ‘Magnetizado’, que aprovecho para recomendar, y ya con cierta distancia temporal he vuelto a este excelente escritor argentino que con esta novela fue finalista del premio Herralde. Un relato de pocos personajes y una historia un tanto sórdida de esa Argentina del interior que, como en todos los países, tiene su lado oscuro. El protagonista, Certarti, recibe la noticia del asesinato de su madre y su hermano, a los que no ve desde hace años. Sin trabajo (lo han echado por falta de actitud) y permanentemente emporrado y adicto a los documentales de la TV, decide viajar hasta Lapachito para hacerse cargo de todos los trámites de los fallecidos, que le va a facilitar un tal Duarte, un personaje siniestro que se dedica a negocios ilegales. Una novela en la que podemos adivinar hasta dónde podría haber llegado la maestría narrativa de Busqued. J.L.R.

La calma

Attila Bartis. Acantilado, 2003.

No nos engañemos. Ni Bartis es la alegría de la huerta literaria, ni los títulos de sus novelas responden a su contenido. Más lejos este relato de transmitir calma, como tampoco ‘El paseo’ invitaba a imaginar jardines otoñales o luminosos senderos primaverales. Aunque rumano de nacimiento, lleva años residiendo en Budapest, ciudad en la que ambienta esta novela, ‘La calma’, que narra las tormentosas relaciones del protagonista, un joven escritor, con su madre, Rebeka Weér, en otro tiempo actriz famosa y ahora apartada de los escenarios e incluso considerada para el propio vecindario muerta. Así, el narrador-protagonista al hilo de la opresiva vida doméstica y de su sórdida vida exterior, sobre todo su relación con la joven Ezste, va desgranando recuerdos del pasado, especialmente de su hermana Judit, virtuosa del violín, que decidió abandonar la casa familiar harta de su madre. Una novela dura por momentos, en el mejor estilo de su autor. J.L.R.

Hechos sobre el vino de Jerez

Henry Vizetelly. Peripecias, 2021.

Es un misterio el porqué este libro editado en Londres en 1876, pese a pasar por uno de las más interesantes aproximaciones que se hicieron en el último tercio del siglo XIX sobre el mundo del jerez, no ha tenido hasta ahora una edición en castellano. El autor, editor y periodista de prestigio, no era un viajero al uso aunque dio a la imprenta algunos libros que bien podrían ser considerados dentro del género (recordemos ‘California’, escrito en plena fiebre del oro). En este que nos ocupa pese a ceñirse a la temática vinícola nos deja un fresco impagable de la vida de la ciudad en los convulsos años de fin de siglo. El libro tiene además el atractivo de estar plagado de bellas ilustraciones de W. Prater y F. Gilford. Traducción e interesante prólogo a cargo de Beltrán Domecq. R.C.P.

El diamante de Moonfleet

John Meade Falkner. Zenda aventuras, 2019.

Las editoriales Zenda–Edhasa acaban de lanzar una colección de clásicos de aventuras y, a propósito de ello, también aplaudo, como ya hiciera Carlos Colón en su artículo “Bienvenidas, aventuras Zenda-Edhasa”, las palabras de Mª José Solano cuando afirma que esta propuesta es “para los que además de amar la literatura aman los libros”. Es oportuno recordar que en el año 2019 la editorial Zenda lanzó su colección de aventuras con el libro ‘El diamante de Moonfleet’, injustamente solapado por el éxito de Stevenson con ‘La isla del tesoro’. Novela más oscura y con un sorprendente final, ningún amante de los libros de aventuras podríamos rechazar la invitación de navegar otra vez por sus páginas. R.C.P.

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