La otra mirada

En la penumbra de los focos, 'Mujer 2010'

Organizada por la delegación municipal de Cultura y Fiestas, hasta el 26 de marzo se puede contemplar en la Sala El Molino del Alcázar de Jerez la exposición fotográfica de Lola Maró y Tato Cirera ‘Mujer 2010’. Tengo el honor de haber escrito el prólogo para esta exposición que los autores han elaborado con excelente precisión conceptual y técnica, y la inestimable colaboración de un grupo de mujeres que por primera vez se enfrentaban a transmitir a una cámara parte de sí mismas y de su esencia como mujeres de hoy, con todo lo que ello puede conllevar en sus aspectos más profundos. Reproduzco, por tanto a continuación, el contenido de ese prólogo con la advertencia de que no se dejen influir por él y sean ustedes mismos los que saquen sus propias conclusiones sobre el tema después de haber visitado la exposición.

‘Mujeres 2010’, como su nombre indica, intenta materializar en imágenes una cuestión, una realidad temporal, la foto fija de una situación, una situación que lleva siglos mutando y que en los últimos lustros ha experimentado cambios superiores a todos los siglos precedentes.

Los autores no han querido dejar constancia expresa mediante instantes claramente ilustrativos del discurso, sino que han ido más allá, más adentro, al interior. A rebuscar, en el baúl del alma de cada mujer valiente que se ha colocado frente a la cámara, fetiches y personajes, pasiones encarceladas, emociones olvidadas. Anhelos, deseos, contradicciones. Ilusiones, logros y satisfacciones, tributos y frustraciones.

En la magia de la penumbra de los focos de su estudio han conseguido magistralmente aflorar a la mujer que cada una llevaba dentro. Establecer esa complicidad que les ha permitido ser ellas, incluso un “ellas” que casi desconocían o habían olvidado.

A lo largo de la historia la sociedad ha diferenciado a hombres y mujeres en jerarquía, valores y funciones. A lo largo de la historia, sobre todo de la más reciente, se han barajado conceptos que antes se consideraban vetados, como atrevimiento, autonomía, independencia, autoestima, intolerancia ante la violencia, soledad, incomprensión, liberación sexual, igualdad.

Y es que ser mujer en 2010 puede ser algo tan complejo como tan simple podría ser.

Supongo que Tato y Lola lo hicieron tan simple o tan complejo como mirarlas a los ojos, establecer la complicidad, ofrecerles un fetiche, una llave que abriera el cofre de los anhelos más íntimos, de los deseos adormecidos o amordazados. Espolear a esa mujer prisionera desde hace siglos en las mazmorras de un cuerpo, de un hombre, de una familia o de una sociedad. Era tan simple o tan complejo como darles a elegir el papel que quisieran representar, o probablemente ser ellas mismas de verdad bajo una apariencia de representación. Darles la oportunidad de desnudarse más allá de la carne.Una mujer no es el principio o el final de una historia, es parte intrínseca de la historia, la protagonista de un devenir que es mutante e impredecible. Es sueño, realidad, sacrificio, nostalgia, seducción, vanidad, entrega.

Es una riada que arrastra a su paso todo lo que no esté bien fijado a la tierra y agua cristalina y mansa donde sumergirse. Es abismo y pradera, montaña y llanura. Es pura sangre desbocado y sutil mariposa de suave aleteo. Es fuerza y fragilidad. Matahari o Teresa de Calcuta. Es tormenta y suave lluvia de arco-iris. Es furia y es sonrisa. Es pasión y entrega. Caleidoscopio. Es luna llena y su cara oculta. Es nube pasajera y es árbol de profundas raíces que buscan los nutrientes. Es faro en la tempestad o veleta que chirría. Es viento y es ola. Es cruce de caminos, rosa de los vientos y brújula. Es plácida duna o tormenta del desierto que erosiona e irrita los ojos hasta derramar lágrimas. Es sombra fresca y volcán, o lava que ardiente fluye por la ladera.

Quizás sea tan complejo o quizás mucho más simple. Quizás sea todo eso o nada de ello. Lo que en absoluto debe ser es prejuzgada, etiquetada, mermada o acotada. La mujer es un ser libre, llena de condicionantes pero que como todo ser humano busca su espacio, busca su rol en un tiempo complejo, en un tiempo de cambio, de conquista, de tributos y renuncias… en la encrucijada del ser.

Una mujer no es lo que yo creí, tampoco lo que de ellas sentí, menos aun, lo que oí. Una mujer es amalgama de aciertos y contradicciones, sueños y realidades, ilusiones, anhelos y cicatrices. Como una predicción del tiempo, previsible pero finalmente inesperada, sorprendente, audaz.

Admito que no estoy capacitado para describir a una mujer y pido disculpas por las subjetividades. Pero por eso admiro aún más este trabajo de Tato Cirera y Lola Maró que les invito a contemplar pausada y profundamente. Porque ellos si lo han conseguido, han sabido convertir ese momento de la penumbra de los focos de su estudio en un momento mágico de luz, de creación, de complicidad humana, de expansión de realidades, de análisis complejo de personalidades, de liberación de imaginaciones, de viaje hacia nosotros mismos… y todo ello lo han conseguido entre sombras y luces, en la penumbra de sus focos… en la penumbra de la sociedad de 2010.

 

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