CINE

El regreso de Julia Roberts

  • 'La guerra de Charlie Wilson' une a la actriz con Tom Hanks en una sátira política que recupera el papel estadounidense en la guerra de Afganistán contra los rusos

La guerra de Charlie Wilson es de estas películas que sin duda se han quedado con ganas de más en la gala de los Oscars que se celebra este domingo. La unión del septuagenario Mike Nichols, uno de los pocos supervivientes de la generación americana de los años 60 que sigue en activo, y el brillante guionista Aaron Sorkin no ha dado los frutos apetecidos. Sólo ha conseguido una solitaria candidatura como secundario para el gran Philip Seymour Hoffman, la mayor amenaza para la previsible victoria de Bardem. Pero ni su guión ni sus actores principales, que incluyen a Tom Hanks y la comentada vuelta de Julia Roberts tras dedicarse un tiempo a su familia, han catado la nominación.

Puede que como la magnífica En el valle de Elah haya sido placada al ser un film incómodo para el momento político actual. La guerra de Charlie Wilson adapta el libro de George Crille donde hablaba de un delirante caso real. El de Charlie Wilson, un congresista por Texas que en los años 80 jugó un papel crucial en la ayuda a los talibanes afganos contra los soviéticos que invadían su país. No está el horno para recordar que los americanos y sus servicios secretos jugaron un papel crucial en desarrollar un fundamentalismo islámico que se volvió contra ellos a partir de septiembre de 2001. El dúo Nichols-Sorkin no optó por el drama político, sino por la sátira, en consonancia con el tono del libro y la pintoresca personalidad de su protagonista. El cineasta recupera el sarcasmo crítico que informa sus mejores obras, caso de la legendaria El graduado. Y Aaron Sorkin concibió y escribió las primeras temporadas de la serie El ala oeste de la Casa Blanca, donde mezclaba humor y rigor político.

Y es que Charlie Wilson y su sorprendente historia merecían enfocarse desde el punto de vista de la risa. El autor del libro, George Crille, es un periodista que en 1988 trabajaba en el conocido programa 60 minutos. Uno de sus encargos fue contar las aventuras de Charlie Wilson, un congresista estadounidense que se implicó en la guerra de Afganistán. Defendía los derechos de las mujeres y la reducción de impuestos a la tercera edad, pero se oponía al control de armas. Sin embargo, era más conocido en los mentideros de Washington por su desenfrenada vida de soltero. Un día, mientras está en un jacuzzi con varias chicas guapas ve en la tele la noticia de la invasión soviética de Afganistán acaecida en 1979. Tras esto contacta con una multimillonaria tejana furibunda anticomunista y ocasional amante suya, que se queja de que el gobierno estadounidense no está haciendo todo lo que debe para frenar a los rusos. Convence al congresista para que se implique en la guerra y ayude a los talibanes afganos como guerrilla. Ellos dos, con la ayuda de otro pintoresco sujeto, un agente de la CIA de clase obrera, recorren Asia persiguiendo un imposible: una alianza entre Israel, Pakistán y Egipto con vistas a apoyar a los talibanes. El caso es que la ayuda a los guerrilleros pasó de cinco millones anuales a cien millones. Los soviéticos acabaron retirándose de Afganistán, pero se creó otra amenaza a la seguridad estadounidense.

Tom Hanks es Wilson, la recuperada Julia Roberts es la millonaria y Philip Seymour Hoffman da vida al agente de la CIA. Una buena película para los que piensan que las individualidades no juegan ningún papel en la Historia.

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