ES la segunda exposición de esta buena artista en la galería de la calle Francos; una artista convincente que, además, realiza una pintura que, aunque, con claros planteamientos figurativos alcanza muchas más circunstancias estéticas que las que se adivinan desde la propia manifestación de la realidad representada. Y es que Teresa Rodríguez posee un bagaje conceptual poderoso, conoce a la perfección los entramados del arte contemporáneo - su doctorado sobre la genial artista Esther Ferrer lo avala - y, por eso, es consciente de la realidad artística y actúa dentro de una figuración excelsa, sin exuberancias y marcando las rutas de una obra que no necesita nada más que su propia entidad como sujeto artístico. Además somos conscientes de que Teresa Rodríguez es la autora de una importantísima obra, con la ilustración como objeto pictórico, muy diferente a todo lo que conocemos, atractiva y llena de belleza plástica y que muy bien hubiera protagonizado cualquier comparecencia en salas de importancia.

La artista, sin embargo, ha sido fiel a su planteamiento y a su ideario y nos oferta un testimonio distinto a este de jugoso entramado ilustrativo. Continúa con su pintura de intención naturalista, representativa de una realidad bellamente interpretada y manifestando sólo su condición de elemento real. Teresa Rodríguez desarrolla un hecho pictórico de gran pureza, sin conceder ningún rasgo a una interpretación esquiva, manifestando meramente una realidad pulcra, exacta y sin concesiones a una galería virtuosista. La obra que se presenta en la galería Belén desarrolla un concepto artístico diferente, insiste en los postulados de una realidad que no tiene vuelta de hoja, que desentraña los argumentos de lo inmediato, de lo cercano, de lo simple, aquello que sólo plantea un mínimo desenlace conceptual pero que deja adivinar que existe algo más, que patrocina un sentido artístico diferente y que posibilita desarrollos nuevos de una pintura nueva.

Teresa Rodríguez Sunico vuelve a Jerez a dejarnos el testimonio fiel de una pintura que abre más perspectivas que las que impone su bello patrimonio visual.