Ángel Morán. Ex presidente de la peña Tio José de Paula

"El respeto mútuo ha sido la clave para estar tanto tiempo"

  • Tras once años como máximo responsable, cede la presidencia a Joaquín El Zambo

Meses después de aquel 30 de octubre de 1981, cuando quedó constituida oficialmente la Peña Tío José de Paula, Ángel Morán ya desempeñaba un cargo en la directiva. "Fui primero socio, después directivo, relaciones públicas, tesorero y posteriormente presidente, donde he estado los últimos once años". En total, casi dos décadas representando a una de las instituciones flamencas más señeras de la ciudad, algo que ahora aparcará "para dar paso a otra gente, uno empieza a estar cansado de todo, ya tengo una edad y no estoy ya para tanto jaleo", comenta. Y es que desde el pasado día 15 de marzo, Morán ha dejado su cargo de presidente a Joaquín Fernández , 'Joaquín El Zambo', el único candidato y por ende, nuevo rector.

-Después de tanto tiempo, ¿cómo están siendo estos primeros días sin representar a la peña?

-Pues me encuentro rarísimo, porque llevo muchos años y se me hace extraño una vida sin la peña. Supongo que el tiempo me irá modelando y me iré acostumbrando, pero ahora mismo tengo sensaciones que no había tenido nunca.

-¿Y ha valido la pena tantos años de dedicación?

-Sí porque he tenido el respeto por parte de todos y eso es algo que agradezco. Yo he respetado siempre al cuerpo gitano, por llamarlo de alguna forma, y ellos me han respetado a mí. En ese sentido nunca hemos tenido problemas, al contrario he vivido momentos maravillosos porque había una serie de personas como Manuel Sordera, Enrique Manuel (Sordera), José El Mono o Curro de la Morena con los que hemos pasado ratos buenísimos. He escuchado cante del bueno, baile también, y he aprendido muchas cosas con toda esa gente, porque Manuel por ejemplo me contaba detalles del flamenco antiguo. En fin, son cosas que para mí se quedan, aunque a cambio he trabajado mucho por la peña, mis colaboradores y yo, pero ya digo, nunca me ha importado porque he estado rodeado de buena gente.

-Con tantos años colaborando con la entidad, ¿de qué se siente más orgulloso?

-Mira, voy a parecer un presumido, pero creo que de mí, porque he trabajado mucho por la peña, he hecho muchas cosas bonitas y hemos estado en sitios preciosos.

-Ser presidente de Tío José de Paula, ¿también implica responsabilidad?

-Hombre, uno tiene que ser consciente de que representa a una entidad con muchos años y con reconocido prestigio en Andalucía y fuera de ella, por eso siempre he intentado comportarme como una persona educada y siempre he tratado de que nuestros invitados, toda esa gente que ha venido a la peña, se sintiesen como en su casa. Creo que ese ha sido el secreto de nuestro éxito. Mira, te voy a contar una cosa. Hace unas semanas estuve en Barcelona con mi mujer y decidimos ir a uno de los tablaos de allí. Al llegar, el señor de la puerta me dijo que no había sitio, pero al escuchar mi acento me preguntó. ¿Es usted andaluz, no? Y le dije, sí, soy de Jerez, soy el presidente de la peña Tío José de Paula. Al oírlo el señor me dijo, ¿presidente de Tío José de Paula?, ¿qué está usted diciendo? Al final, el hombre echó las mesas para un lado y para otro y me hicieron un hueco. Es el ejemplo más claro de la repercusión que tiene esta peña en toda España.

-Usted ha tenido la fortuna de conocer los dos hogares de Tío José de Paula, la peña antigua y la nueva. ¿Con cuál se queda?

-Me quedo con las dos. La peña chica, como nosotros la llamábamos, era tan flamenca, tan pura que todos estábamos estupendamente ahí. Claro, llegó el momento en que a la peña venía tanta gente y aumentó tanto el número de socios que nos tuvimos que marchar a la nueva. La peña actual es maravillosa, y más grande, pero quizás la otra tenía el encanto de ser la primera y ser un poco más acogedora. Aún así, me quedo con las dos.

-¿Ha sido más difícil ejercer de presidente en los últimos años, con esto de la crisis, que antes?

-No, porque afortunadamente siempre hemos tenido el apoyo de muchas empresas y personas, y la peña ha podido seguir haciendo todas sus actividades, desde los recitales, pasando por el curso de noviembre e incluso los actos de convivencias que hacemos en El Rocío.

-De lo peor no hablamos...

-Lo peor ha ocurrido cuando se nos han ido alguna gente, personas maravillosas, y que se fueron demasiado pronto, como los casos de Curro, José o Moraíto. José Vargas, por ejemplo, era la persona con más ángel que yo me he encontrado en mi vida. Con él te tenías que reír por sus ocurrencias. Lo mismo puedo decir de Sordera, de Curro o Enrique.

-¿Qué ha sido el grupo de mujeres de la peña para usted?

-Qué te voy a decir de ellas. Hemos estado en tantos sitios y hemos compartido tantos buenos momentos que sería imposible recordarlos todos. Si la peña lleva treinta años, el grupo puede llevar veinticinco y ya digo, hemos andado por toda España y por el extranjero y lo hemos pasado genial. Recuerdo que cada vez que íbamos a los hoteles por ahí nos dejaban una planta entera para nosotros y todas dejaban las puertas abiertas, como las que estaban en un patio (risas). Han sido todas unas artistas magníficas. Ya lo que pasa es que algunas de ellas están muy mayores y sólo vamos a sitios más cercanos, como hace unos meses en el Teatro de la Maestranza de Sevilla. Pero vamos, siguen dando guerra y dejando el nombre de Jerez en todo lo alto. También, lamentablemente, nos faltan cuatro o cinco del grupo que tenían un arte...

-Durante su mandato en la peña, ¿ha cumplido Jerez con Tío José de Paula?

-Creo que en líneas generales sí. La única pena es que a veces a las peñas en general no se les atiende como es debido en nuestra ciudad. Una peña flamenca hace un esfuerzo tremendo para poner en marcha un recital, pero luego, el Ayuntamiento apenas hace acto de presencia. No digo que den dinero ni nada de eso, en ocasiones sólo con acudir a uno de los actos te reconforta y creo que eso se ha hecho poco.

-Y el barrio, ¿se ha portado con la peña?

-Pues mira, no me gustaría molestar a nadie del barrio pero creo que no hemos tenido a la gente en el número que nos hubiera gustado tener. Quizás antes, con la peña chica, había otra cosa, pero con esta no.

-¿De qué fiesta se acordará siempre?

-De muchas. Hemos pasado buenos ratos, a veces con fiestas en la peña y otras con las zambombas, que se han hecho conocidas en toda España. Yo, aparte de los ratos con Sordera de los que he hablado antes, me quedo con esa gracia de El Mono, con los cantes de Curro de la Morena cuando se metía por soleá o bulerías y lo escuchabas cara a cara o con la Fernanda de Utrera, que durante una época venía mucho a la peña. Escuchar a esa mujer con ese cante tan racial te marcaba.

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