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Cultura

Unas ruinas muy poderosas

  • El castillo de Torrestrella está en la 'lista negra' de las fortalezas de la provincia pero su visita es un viaje al pasado

Los amantes de los castillos, los verdaderos enamorados de estas fortalezas que ya sólo defienden con sus muros los recuerdos de una historia lejana, tienen una 'lista negra'. En ella figuran varios de estos edificios gaditanos, casi todos situados en el interior de la provincia. Pero si uno es un simple amante de lo bello, puede encontrar hermosura en estas poderosas ruinas, golpeadas tal vez a partes iguales por el desamor de la mayoría, el desdén distanciado de sus propietarios y el desinterés general por el patrimonio cuando es algo que no se puede rentabilizar fácilmente.

Esa 'lista negra' en la provincia incluye la mayoría de fortificaciones que formaban la conocida como red de torres De la Frontera, esa linde disputada entre reinos musulmanes y cristianos que dio apellido sonoro y evocador a tantos pueblos andaluces de la zona. Y la relación no precisamente ejemplar incluye apelativos como Torrecera, Berroquejo y Baños de Gigonza. Y Torrestrella. Que no es sólo una afamada ganadería de toros de lidia. También es un impresionante castillo en lo alto de un cerro, muy cerca de Medina, en el corazón de una finca situada en el centro de otra y rodeada por La Janda entera, aunque desde su altura se diría que es toda la provincia la que la circunda.

La ascensión a Torrestrella es dura pero culminarla merece la pena

Hacen falta ganas para conquistarlo en estos días en los que las guerras no se libran asaltando muros sobre colinas. Pero no son pocos los que lo hacen. "Más de un día me he encontrado a niños encaramados a la torre -cuenta Paco, el guarda encargado de vigilar la cacería que tiene concedida esta finca, para explicar a los periodistas que no los puede dejar entrar sin permiso-, con el peligro que eso lleva de que les pase algo" . Sin embargo, una pequeña gestión con el arrendatario de la cacería, y la amabilidad de Paco nos regalan unas indicaciones para acceder, aunque esforzadamente, a "la torre", como se le conoce en la zona.

Es preciso seguir durante un buen rato un padrón (nombre local para un tipo de vía pecuaria) a lo largo de una alambrada hasta encontrar una cancela, justo "a los pies del castillo". Una manera de hablar, porque desde esos pies hasta la cabeza del castillo hay más de una hora de ascensión, cruzando otro par de alambradas. Si uno va acompañado de alguien conocedor de esas cosas, se lamentará de la cantidad de tagarninas granadas que va dejando a su paso. Son estas abundantes y sabrosas hierbas silvestres, junto con los acebuches, los palmitos, las pencas y los numerosos conejos y perdices las tropas que hoy en día asedian, (o defienden) la fortaleza.

El sube y baja merece la pena por un montón de dichosos motivos: la silueta de Torrestrella (nombre que proviene del símbolo que figuraba en el escudo de la orden de Santa María, a la que Alfonso X concedió el fuerte en el siglo XIII) impresiona al contraluz cuando uno se aproxima a sus muros, sobre una base roquera natural. Parecía cerca, pero eso se debía a su tamaño insospechado. No es tampoco una fortuna menor poder contemplar el majestuoso panorama desde lo alto: en días claros, toda La Janda interior se muestra a la vista, desde los montes de Medina hasta las cumbres de Los Alcornocales y la Sierra de Grazalema.

Dentro, todo es ruina. La vegetación y las piedras esparcidas dificultan la contemplación romántica de las bóvedas aún en pie, hacen casi imposible pasear por el patio que da al conjunto una planta rectangular muy alargada. El peligro aminora las ganas de subir a la Torre del Homenaje. Pero ahí están esas historias de guerra y refugio de bandoleros, tras la puerta ojival de entrada, bajo una ventana en arco de herradura, herencia tal vez de su primitivo pasado árabe. Y dan ganas de pensar que está bien así, que tampoco lo toquen mucho (no parece haber mucha intención tampoco). Si acaso, un poco de civilización como cortesía para el visitante solitario y respetuoso: limpieza, cuidado y consolidación.

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