QUÉ una cita como la Jódar siga en pie después de cuarenta años es todo un alarde, un monumento a la constancia. Y si hay algo de gloria ésta debe ser para la agrupación que lo ideó y que desde entonces la dirige, el grupo Andaraje. Difícil resulta mantener el tipo con los tiempos que corren ya que nuestra clase política ha decidido cortar sin remedio muchos proyectos que ya habían echado a andar tiempo ha. De momento sobreviven Parapanda, FolkPozoblanco y Etnosur, entre otros, todo más modesto si cabe pero de indudable calidad artística y escénica.

Cierto es que algunos eventos musicales se caracterizaron en otros tiempos por ser demasiado fastuosos y se primó más los golpes de efectos que la verdadera calidad de los mismos y, claro está, de aquellos polvos, estos lodos.

Habrá que garantizar la supervivencia de este tipo de eventos que representan una parte de nuestra educación musical ya que nos proponen conocer de primera mano otros aspectos de las culturales musicales del solar peninsular.

La entrega número cuarenta y uno de la cita con la música folk de Jódar se presenta en el tercer fin de semana del mes de agosto con tres interesantes propuestas caracterizadas por la versatilidad en base a tres geografías distintas Aragón, Salamanca y Portugal.

Es indudable que Andaraje ha sabido sensibilizar y convencer, lejos de intereses espurios, sobre la necesidad de que estos encuentros con la música tradicional tengan su propio espacio, esperemos que por muchos años.

Manuel Naranjo Loreto