Diario de las artes

La variada estructura figurativa

La variada estructura figurativa

La variada estructura figurativa

L A Sala del Molino en el Alcázar de Jerez es un espacio expositivo al que la Delegación de Cultura de nuestro Ayuntamiento, todavía, no le ha cogido su adecuado objetivo y los criterios de programación fluctúan sin ton ni son, sin mucho tiento y escasa dimensión. Esta exposición que, ahora, se presenta ha transcurrido con el agobio de ver cómo la sala debía de ser desalojada rápidamente para formar parte de la infraestructura de la inminente celebración, en el recinto del Alcázar, de un acontecimiento vinatero. El sentido que este espacio ha tenido no ha estado demasiado claro y lo mismo ha servido para un roto que para un descosido. Tampoco el rigor museográfico ha brillado y la dejadez es bien patente. Una sala, en definitiva, para ser estudiada y buscar su adecuado rumbo.

Una vez más, nos hemos encontrado en el antiguo molino una exposición mostrada con pocas argumentaciones y con muchas manifiestas necesidades.

No conocíamos a David del Ojo como pintor y su comparecencia nos ha llevado a la cercanía de un autor que afronta los más variados postulados representativos de la figuración. Está medianamente claro que esta exposición que nos presenta desarrolla el ideario estético de un pintor que afronta el realismo en todo su aspecto más ilustrativo. Lo que la mirada percibe, aquello que permite adivinar sus contornos concretos es susceptible de ser plasmado en una pintura sin recovecos ni dialécticas excesivas.

La exposición se presenta sin una estructura lineal ni un concepto aglutinador que unifique el sentido de las piezas; también se observa un excesivo número de obras que aumenta la distorsión visual y produce una clara contaminación contemplativa. Dejando a un lado este punto organizativo, se aprecia que estamos ante un autor que sabe pintar, que domina la arquitectura dibujística, lo que le permite afrontar cualquier realidad representativa.

Nos encontramos con jugosos paisajes - 'Espigón y olas' y 'Playa y dunas' -, con dos acertados Autorretratos y un excelente Retrato de su padre. Sabe conjugar correctamente los verbos interpretativos de la ilustración urbana; lo que se aprecia en dos obras muy interesantes: 'Vista desde la azotea' y, sobre todo, 'Aquella casa al lado de la panadería'; con una cuidada interpretación paisajística donde el caserío se nos muestra desde muy atractivas posiciones y acertados juegos de planos. Muy interesante es, asimismo, 'El éxtasis del fraile', quizás , la pieza que da una mayor y mejor dimensión del trabajo de este artista, un ejercicio pictórico, de sobrado dibujo, facilidad compositiva y lúcida interpretación del modelo escogido.

Es siempre agradable encontrarse con artistas a los que no se conocen y muestran claridades y evidentes buenas formas. David del Ojo es uno de ellos.

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