Santiago Cordero
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Tribuna Económica
Esta semana, el Observatorio Económico de Andalucía celebró, en formato on line, una de sus sesiones periódicas. En esta ocasión, el ponente fue Tom Horsey, un inglés afincado en Sevilla que está considerado uno de los 200 business angels más activos de Europa y que enfoca su inversión especialmente en startups de Andalucía. Las startups son empresas, normalmente digitales, que se caracterizan porque son muy escalables, esto es, con capacidad de hacerse con el mercado global, aportando ideas diseñadas para cambiar el mundo.
En su conferencia (www.oeandalucia.com) Horsey declaró la inmensa satisfacción que supone ayudar a los emprendedores a superar las múltiples barreras que tienen que ir venciendo con sus propuestas. Y cómo esta satisfacción se ensancha cuando se comprueba el positivo impacto que estas startups consiguen en las empresas clientes para las que trabajan, generando valor y empleo y, por tanto, beneficiando finalmente a la sociedad completa. Por si fuera poco, este lado ángel en ningún modo va desligado del lado business, porque su actividad inversora le proporciona tasas de rendimiento de hasta el 40%.
Eso sí, hay que hacerlo con cabeza. La cartera debe estar bien diversificada y lo ideal es invertir a través de un fondo por las numerosas ventajas que conlleva invertir de forma colectiva. El porcentaje de fracasos de estas empresas es alto, entre el 20 y el 25%. El resto se resuelve con diferentes grados de éxito. Algunas aportan algún valor, otras revalorizan bien la inversión y sólo 1 de cada 25 consigue ser tan rompedora como para compensar por sí sola lo invertido. De media, pasan unos siete años en recuperar el principal y entre 10 ó 12 años en obtener ganancias.
En Andalucía hay startups, pero muy pocas en relación con su población. Al respecto, Horsey afirmó que resulta -por su clima, historia o cultura- una región atractiva para el talento emprendedor, aunque presenta aspectos negativos: existen trabas administrativas, fiscalmente no es el sitio más competitivo y no se habla inglés al nivel deseado. Por otro lado, como en toda Europa, falla la financiación: el europeo es demasiado adverso al riesgo y su banca, muy conservadora. Pero además en Andalucía falta financiación alternativa, las family offices no invierten en ellas y no hay apenas business angels. Se cuenta con el apoyo público, pero escasea el capital privado.
Conseguir desarrollar un ecosistema inicial es muy importante, aconsejó Horsey, porque su propia gravedad atraerá otras nuevas. Fundamentales son la mentorización, para que no se repitan errores, y la colaboración, que permite explotar sinergias, creando puentes entre las startups y las más asentadas, que les soliciten soluciones de innovación abierta o que inviertan en ellas. Las universidades están haciendo un buen papel, pero sería deseable que los emprendedores conocieran la realidad del sector antes de intentar innovar en él. Y a estos, les da tres consejos: lo importante no es la idea sino la ejecución de la idea; hay que tener curiosidad y ambición para resolver un problema, pero hacerlo con humildad, estando dispuesto a escuchar al resto; y ser flexible, pivotando si las circunstancias lo requieren.
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