Línea de fondo

Santiago Cordero

Santiago.cordero@jerez.es

Cabeza bloqueada

Vinícius Junior es hoy por hoy un cerebro roto

Cuando la cabeza, por los motivos que fueren, se bloquea el cuerpo entero se bloquea. Da igual que tengas muchas virtudes y todo el potencial del mundo para ser brillante: cuando la cabeza no funciona, nada funciona. Cuando vives en un estado de bloqueo permanente, acabas deprimido y todas esas virtudes, todo ese potencial, no encuentran la oportunidad de desarrollarse.

La cuestión sería cómo intentar arreglar el cerebro, cómo desactivar ese bloque mental, cómo hacer que la cabeza, quien dirige y ordena al resto del cuerpo, vea las cosas con claridad. O bien eres capaz de encontrar un resquicio de coherencia dentro de ti capaz de hacer autoanálisis, de ir recomponiendo y reestructurando tu cabeza -algo que en sí es bastante difícil, ya que se requiere un capacidad excepcional de ser al mismo tiempo enfermo y médico- o buscas algún tipo de ayuda profesional externa, pero para ello debes ser consciente de que algo falla en tu cabeza.

Pero si crees que no vives en un estado de bloqueo permanente, si achacas tu situación a una racha de mala suerte o a la falta de confianza por parte de otras personas, entonces difícilmente podrás superar ese bloqueo mental. Lo normal en ese caso, será que todo tu cuerpo se vaya poco a poco resintiéndose, cayendo en una depresión cada vez más profunda, pudiendo derivar en algún tipo de locura.

Vinícius Junior es hoy por hoy un cerebro roto. Un jugador con unas virtudes y un potencial excepcional para jugar al fútbol, a quien, por un cúmulo de motivos, su cabeza se bloqueó, hasta convertirlo en un jugador mediocre en el terreno de juego. Ni el suyo es el primer caso, ni por supuesto será el último. La clave para la resolución de este problema es que Vinícius entienda que algo falla en su cabeza para que pueda empezar a ponerle remedio. Con ayuda, con trabajo, con voluntad podrá ir recomponiendo el jugador que lleva dentro. No será cuestión ni de un gol, ni de un milagro, sino de mucha constancia para recobrar la autoestima.

Algo parecido estamos sufriendo en nuestro país. La cabeza lleva años bloqueada, pero lejos de aceptar y entender que algo falla en ella, el orgullo, el extremismo, la falta de respeto y empatía, la corrupción, el egoísmo, la envidia dentro de la cabeza, nos han llevado a una espiral de dolor y sufrimiento cada vez mayor. No es cuestión ni de un ‘gol’, ni de un milagro, sino de mucho esfuerzo para acabar con todo lo malo que nos llevó a este estado de bloqueo. ¿Será posible? ¿Hay tiempo? ¿Hay esperanza?

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