Hay calles en Jerez que sufren el castigo eterno de la obsolescencia. Una de ellas, porque hay muchas, es la calle Muro. Su estado de conservación contrasta con su vía paralela 'hermana', la calle Merced, que en su día fue remozada para dar un aspecto más digno a la conexión entre dos joyas arquitectónicas de Jerez como son Santiago y La Merced, aunque esta ya vaya necesitando también un lavado de cara. Sin embargo, la calle Muro se quedó igual, con un acerado de otros tiempos, con un asfalto que también clama por una 'marea negra' y con unos edificios contagiados por el mal del olvido. Basta ver el estado de algunos de sus cascos bodegueros, algunos no ya en un deplorable estado de conservación sino sin un mínimo de protección que las preserve algún día de la piqueta. Mala imagen se llevan aquellos visitantes que deciden hospedarse en la residencia militar, por cierto aún abierta a pesar del anuncio de cierre que hizo Defensa hace unos años. Hay calles condenadas a ser de paso pero distinto es castigarlas también a un ostracismo sin retorno.

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