Centenario de la muerte de José Gallegos Arnosa

El día 20 de septiembre de 1917 fallece en Neptuno, Roma, el artista jerezano José Gallegos Arnosa, autor de numerosas obras que cuelgan en las mas importantes pinacotecas del mundo, como el Museo del Prado en Madrid, Museo Thyssen de Madrid y Málaga, Batzan, Hermitage en San Petersburgo entre otros. Como escultor y por encargo de su mecenas don Guillermo Garvey en 1900, realizó el baldaquino que luce como altar mayor en la iglesia de Santiago de Jerez. Sería su mejor obra escultórica y el más bello del arte neogótico en España.

Tras la gloria alcanzada por sus continuos éxitos artísticos, un desgraciado día, practicando la cacería el jabalí con sus amigos/colegas Sánchez Barbudo y Barbasán, cae del caballo y queda hemipléjico, debido a una lesión medular, lo cual no le impidió de seguir pintando. Tras unos años de penurias de todo tipo, fallece de parálisis cardiaca. Al día siguiente muere también su hijo Lucas a quien adoraba y que era su pasión. El pequeño padecía de meningitis.

Quedé agradablemente sorprendido cuando en Roma, hace 23 años, tras las huellas de 'mis artistas jerezanos', descubro en mi investigación a un hombre con tres grandes amores: la familia, la pintura y Roma. Las poquísimas personas en Jerez que sabían de la existencia de José Gallegos me lo presentaban como un bohemio alocado, sin familia, al que nada le interesaba más que tener dinero para sus juergas y que solo trabajaba cuando le faltaba. Nada más contrario. Amante padre y esposo, excelente artista, trabajador infatigable, como diría Hermann Grimm "un obrero de la inteligencia". Un artista de asombrosa sensibilidad humana. Su expediente académico de la R. A. de San Fernando es inmejorable. Medalla de oro concedida por el kaiser Guillermo II Emperador de las Prusias en la Exposición Internacional en Berlín de 1891 y tantos otros premios, condecoraciones y éxitos.

Su obra escultórica por excelencia ha sido expoliada y saboteada varias veces y no por ignorantes, ante la indiferencia de los responsables de sus custodia y cuidado, llámese Iglesia, Patrimonio o a quien corresponda, la custodia y vigilancia del Patrimonio Histórico y Artístico de la ciudad y ante la indiferencia también de los ciudadanos que, posiblemente por ignorancia, no conocen la grandeza de su patrimonio. Gran vergüenza para todos.

José Gallegos Arnosa merece ser homenajeado en su ciudad.

Sirva este recordatorio como mi pequeña aportación a ese merecido homenaje que la insensibilidad le niega.

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