Jerez está que da asco, comía de mierda, que diría un conocido mío. Raro es el día que llego al centro sin que me aborde algún conocido para hablar de la falta de limpieza de la ciudad y la ausencia de barrenderos, que según me comenta otro amigote de las inmediaciones de la calle Arcos, se tiran un mes sin aparecer por su barrio. También es tema de conversación habitual de otros amigos de Madrid que se han comprado una casa en la zona centro donde pasan algunas temporadas. Cada vez que vienen, tarde o temprano sale el tema de la suciedad, que salta a la vista, y la mala imagen que se llevan los visitantes, a parte de las molestias por malos olores que desprenden pocetillas, contenedores, papeleras... Otro conocido lleva semanas indignado con el baldeo que realiza el personal de Urbaser en Cristina y el Mamelón, donde asegura que se limitan muchas veces a pasar la manguera al ensanchamiento de la acera delante de Santo Domingo y para de contar. Mejor les hablo otro día de las llamadas que se reciben en el periódico desde todos los rincones de Jerez para quejarse de lo mismo.